Agonía siria

Hace ya tiempo que el gobierno dictatorial sirio no hace nada por ocultar las bajas entre sus militares y policías. La explicación es que así abona la tesis de que combate contra grupos armados terroristas, y no una genuina revuelta social originalmente pacífica, pero ahora las ceremonias de entierros de uniformados sirven además para confirmar que el conflicto gira cada vez más hacia un enfrentamiento abierto y violento. En efecto, el Consejo Nacional Sirio, que cubre a los principales factores de la rebelión, ha terminado por aceptar por etapas un recurso a medios militares para enfrentarse al ejército. Solo ayer se podrían anotar unos 40 muertos en combates. El gobierno sirio pierde terreno, pero su naturaleza permite suponer que venderá cara su derrota. La Liga Árabe ha cancelado la misión de sus observadores y hoy empieza en la ONU un esfuerzo en pro de una resolución de condena que pida la dimisión de Bashar el-Aassad. Inútil decir que en Damasco, con apoyo ruso, la ignorará.