¿ADIÓS A JESÚS GÓMEZ?

Aún guardo en el móvil el mensaje que me llegó al teléfono. Una carita feliz apareció en la pantalla del Iphone a las diez de la noche. El Xerez se había vendido. Aquella sonrisa, aquel rostro de felicidad quería decir que Joaquín Morales dejaba de ser el accionista mayoritario -al menos, de manera legal-. Pero aquella mueca de alegría también fue el pistoletazo de salida de una crisis institucional de la que todavía no ha salido la entidad azulina -y lo peor es que parece que no ha hecho más que empezar-.

Me decían no hace mucho que no tenía pinta de que los hombres de Energy Sports -quienes quieran que sean- vayan a dar la 'espantá', tal cual hizo el clan argentino con Souza a la cabeza. Pero poco a poco voy viendo detalles que me hacen pensar que la cosa puede acabar igual que con los enviados del chimichurri -como diría el amigo Carlos Gonzalo-. De hecho, ¿qué va a pasar con Jesús Gómez? ¿le queda mucho al arquitecto en la presidencia del Xerez? Yo pongo la mano en el fuego porque Vicente Moreno estará dirigiendo el encuentro del próximo fin de semana contra el Alcorcón, pero no pondría ni un dedo sobre un mechero porque Gómez estuviera presidiendo el duelo desde el palco de Chapín.

Sinceramente, me da que el hombre no tiene madera de presidente. Sabe del Xerez lo mismo que yo de diseñar los planos de un edificio. Y para colmo, está pagando los platos que han roto en los últimos años Luis Oliver, Gil Silgado, Joaquín Morales y Federico Souza. El día de su presentación le caían palos y no sabía ni por dónde le venían; en Twitter no para de recibir críticas y parece que ahora las bofetadas le llegarán desde dentro, pues lo mismos que le sentaron en el sillón presidencial de Chapín, ahora le quieren quitar la silla.