Deraa, donde empezó todo
DAMASCO. Actualizado: Guardar«¡Todos al minibús, vamos, vamos!" Los funcionarios del ministerio de Información están nerviosos. Un niño al grito de «¡abajo al régimen!» trata de atraer la atención de los cinco periodistas extranjeros que visitan la mezquita Al Omari, el lugar de la ciudad de Deraa donde estalló la revuelta siria en marzo del pasado año, cuando miles de personas pidieron la libertad de quince jóvenes encarcelados por escribir grafitis contra el sistema.
Junto a las tradicionales visitas a la gobernación y a las ruinas del palacio de Justicia y el edificio de la televisión, atacados durante los primeros días de manifestaciones, se ha incluido una parada de cinco minutos frente a la mezquita de piedra negra. Pero termina de forma abrupta por el temor de las autoridades a que se repita lo que ocurrió con los observadores de la Liga Árabe, que fueron rodeados por una multitud.
Deraa está en la frontera con Jordania, al sur de la capital. Como ocurre en Damasco, también allí los distritos de la periferia cuentan con importante presencia de la oposición. La gran diferencia es que el centro urbano de Deraa está tomado por las fuerzas del orden. Un joven 23 años, recién licenciado en Informática, acepta hablar, pero lejos de la escolta. «¿Me puedo fiar de que vas a traducir lo que te digo?», le pregunta al funcionario del ministerio. Toma aire y se desahoga: «Mataron a mi padre, a dos hermanos y a un sobrino. Los únicos terroristas en Siria son ellos. La solución a nuestros problemas es la caída de Bashar el- Assad, no hay otra salida».