ESCUELA DE ROBINSONES
Actualizado:Un 'zeitgeist' es algo así como el espíritu de un tiempo, el clima de una época, la visión global que prevalece sobre los individuos de una sociedad que pertenecen a una misma quinta. Un rollo filosófico y hegeliano, para adelantar camino y ahorrarnos explicaciones. El caso es que un 'zeitgeist' es, por decirlo de un modo claro, como la bandera que enarbolan las generaciones para reconocerse cuando, pasada la pascua, encuentran ante el espejo «que su bruñida frente / y sus mejillas se hallan / más que roquete de obispo / encogidas y arrugadas», que decía Góngora. Algo así como el 'Sugar Magnolia' para los hippies, 'La chica de ayer' para la movida madrileña, o 'La odisea' para los griegos -los de antes y los de ahora- eso es un zeitgeist. Y a través de estos «guardianes del siglo» -por hacer una traducción aceptable del genius seculi del que procede el término alemán- es como la historia, más o menos oficial, se hace carne y habita entre nosotros.
En la literatura, posiblemente, es donde están los ejemplos más claros. Tal vez porque es en la ficción donde mejor se camufla la realidad y porque si en estos momentos entendemos por realidad todo aquello que acontece en el mundo político -que al fin y al cabo, es el único mundo conocido-, vemos que hay una antítesis fundamental entre la política y la literatura, ya lo sabe, el político vende novelas y la literatura descuartiza a la sociedad, lo que inmediatamente nos traslada a aquello de los polos opuestos. Nada hay más parecido a la política que una buena historia de ficción. Y ahora estará usted pensando que a dónde quiero llegar, a dónde le quiero llevar. Se lo diré ya mismo. Cada época, cada momento, cada 'zeitgeist', tiene su propia novela. Piense por un momento en 'Naná', en 'Manhatan Transfer', en 'El retrato de Dorian Grey', en 'El corazón de las tinieblas', en 'El Gran Gatsby', en 'Un mundo para Julius'. siga, siga usted. Cada generación, ya lo he dicho, con su novela, ¿cuál fue la suya? A la mía le tocaron 'El péndulo de Foucault' y 'La insoportable levedad del ser', dos auténticos pelmazos, lo que ya de por sí explica un poco el plomillazo que tenemos todos los de cuarenta en este país y justifica, en parte, esa atracción que sentimos luego por Dan Brown y por Stieg Larsson. Aunque esa sea otra historia.
Diez años después de la caída de las Torres Gemelas, Jonathan Franzen publicaba 'Freedom' -Libertad, para nosotros- una novela escalofriante que describe de una manera demasiado realista a la sociedad de la primera década de este siglo, una novela llena de «progres superculpables que necesitaban perdonar a todo el mundo», de desaceleración, de dinero fácil, de crisis, de burbujas inmobiliarias, de asuntos turbios y de chanchullos. De mitos que caen, de dependencias, de servilismo, de enjuagues de conciencia, de gente en definitiva como usted y como yo que como dice uno de los personajes «aún no han aprendido a vivir» de una manera libre. El éxito de la novela vino de la mano de una imagen de Obama leyéndola durante sus vacaciones y claro, de ahí a las listas de más vendidos, sólo un paso. El paso definitivo para que 'Libertad' sea ya considerada la gran novela de este milenio. Y puede que lo sea, quizá. Pero también puede ser que ese bulevar por donde se pasean los peores instintos de la sociedad norteamericana, se convierta en el 'zeitgeist' de nuestra generación.
La realidad -que supera con creces a los personajes creados por Franzen- está empeñada en demostrar que sólo de chanchullos y mamarrachos es capaz de vivir el hombre. Si la inocencia de Camps le escandaliza tanto como el golpe de efecto populista de Gallardón, es porque todavía no es usted inmune al siglo XXI. Si lo de los congresillos -¿no tienen asesores que les adviertan del sentido despectivo del sufijo?- le ha parecido bochornoso y el tándem Rubalcaba-Chacón le produce la misma vergüenza ajena que 'La hora de José Mota', está usted progresando adecuadamente. Si cree que las cuentas en Andalucía se hacen siempre «con llevada» y que en las matemáticas de Griñán el orden de los factores siempre altera el producto, es porque ya sabe usted cuál es la novela que mejor refleja la situación en España. Es porque conoce mejor que nadie dónde está el 'zeitgeist' celtibérico.
'Escuela de Ronbinsones' -'L'École des Robinsons'- es una actualización del mito de Robinson, escrita por Julio Verne, en la que dos náufragos intentan sobrevivir a toda costa en una isla amenazada por infinidad de peligros falseados y fingidos. Han de sobreponerse a las fuerzas de la naturaleza, a las tribus de caníbales, a las fieras, al hambre, al fuego. y misteriosamente siempre salen indemnes de toda calamidad, victoriosos de cualquier batalla. Sí. 'Escuela de Robinsones' es la novela del PSOE de Cádiz, por lo menos de su lista más votada -nueve votos de diferencia, no lo olviden-, por lo menos de su secretario general al que ni con agua caliente van a conseguir espantar. «La mayoría de los compañeros entienden que es bueno que me quede ahí», dice en su descargo González Cabaña, que se queda como portavoz del grupo socialista de la Diputación contra viento, marea y contra su propio partido, hasta sabe Dios cuándo. En fin. Los que saben de esto, los que conocen y sufren al partido socialista por dentro, lo llaman «guerras intestinas».
Los que no, los que como usted o como yo pertenecemos al anodino grupo de ciudadanos a secas, no vemos los intestinos, ni las tripas, sólo los despojos. Y eso sí que es un 'zeitgeist'.