Sociedad

El estafador de los pechos rotos

La Gendarmería francesa detiene a Jean-Claude Mas, fabricante de los implantes mamarios con silicona adulterada

PARÍS. Actualizado: Guardar
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La Gendarmería francesa detuvo ayer en la Costa Azul a Jean-Claude Mas, de 72 años, fabricante de los implantes mamarios defectuosos PIP, de los que cerca de medio millón de mujeres son portadoras en el mundo. El arresto se produjo en el marco de un sumario abierto en Marsella por homicidio y lesiones involuntarias ya que en Francia, donde las autoridades han recomendado la retirada de las prótesis, se han registrado veinte casos de cáncer, de ellos 16 de seno, sin que se haya establecido un vínculo de causalidad.

El estafador de los pechos rotos fue apresado por los gendarmes a las siete de la mañana en su mansión de Six-Fours (departamento de Var) en la que se practicó un registro en busca de pruebas de un escándalo sanitario de ámbito mundial. Se calcula que el 85% de la producción de los implantes adulterados iba destinado a la exportación a países como Venezuela, Colombia, Brasil, Argentina, España, Reino Unido, Italia, Bélgica o Alemania, en los que se multiplican las asociaciones de afectadas en exigencia de responsabilidades e indemnizaciones.

El arresto es el epílogo provisional a la historia de un hombre hecho a sí mismo que, sin estudios ni escrúpulos, se enriqueció mediante el engaño y la estafa en el lucrativo mercado de la cirugía estética. Nacido en mayo de 1939 en Tarbes, Mas abandonó los libros en el primer año de carrera y tras realizar el servicio militar en Argelia encadenó un montón de empleos: vendió vino, coñac, salchichón y seguros de vida puerta a puerta antes de trabajar una quincena de años como visitador médico.

Controles sin sorpresa

La época de vacas gordas de un vendedor capaz de colocar neveras en el Polo Norte comenzó al conocer en 1982 a su compañera, gerente de una empresa que trabajaba con un cirujano estético y plástico a quien se atribuye la puesta a punto del gel PIP. El producto resultaba entre cinco y diez veces más barato que los homologados por la competencia, pues está elaborado con un aceite de silicona que sirve de aditivo para carburantes, con vinilo U165 y otros productos industriales y químicos. Cuando el inventor falleció en un accidente de avión, su agente comercial ya se conocía los secretos de fabricación de una pócima que comenzó a fabricar a gran escala y que hasta consiguió homologar.

Entre los 70 organismos habilitados en Europa para conceder el preciado label CE, Mas eligió la firma alemana TUV Rheiland, que lo mismo certificaba asientos de coche que carros de aeropuerto. Tenía la gran ventaja de que nunca realizaba inspecciones por sorpresa y siempre avisaba con dos semanas de adelanto de la fecha de sus visitas de control. En ese plazo, los 120 empleados de la empresa aprovecharon para hacer desaparecer toda huella de las materias primas no homologadas tanto en el sistema informático como en el almacén. Así hasta más de diez veces los supervisores germanos fueron engañados como chinos.

La superchería acabó cuando los implantes defectuosos comenzaron a romperse por decenas y se sucedieron las reclamaciones al fabricante. Hasta que tres cirujanos marselleses alertaron del problema a la agencia francesa competente, que en una visita, esta vez sí inopinada, pilló al alquimista desaprensivo con las manos en la masa. «Mis prótesis no presentan ningún riesgo para la salud», juró a los gendarmes. ¿Y las víctimas? «Se querellan para recibir dinero», soltó.

Últimamente Jean-Claude Mas bebía mucho. Una denuncia anónima había originado en marzo de 2010 la liquidación judicial de su empresa, bautizada en plan viejo verde PIP (sonido de la forma vulgar de felación).

Jugador empedernido, tiene prohibida la entrada en los casinos. Jubilado con una pensión de 1.600 euros mensuales, el viajante que circulaba en BMW Serie 7 y llevaba media docena de tarjetas oro en la cartera ha organizado su insolvencia transfiriendo sus bienes a familiares. Valiosas obras de arte atiborran la mansión en la que fue detenido, de la que es titular su compañera y madre de sus dos hijos, valorada en 1,6 millones de euros.