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MUNDO

Un candidato grandioso

Orgulloso de su agilidad mental y su capacidad dialéctica, ya ha retado a Obama a siete debates

M. GALLEGO
NUEVA YORK.Actualizado:

Estados Unidos es «un gran país, con grandes problemas que necesita un candidato con ideas grandiosas» como él, suele decir Newt Gingrich. Su rival Rick Santorum dijo en uno de los debates que, «la grandiosidad nunca ha sido un problema para Newt Gingrich». Él no lo negó. «Tienes razón, tengo pensamientos grandiosos», contestó con satisfacción.

El propio Bill Clinton al que intentase echar de la presidencia por su affair con Monica Lewinsky, mientras él mismo mantenía uno en secreto, ha reconocido que se trata de un hombre «con muchas ideas», declaró recientemente, «algunas buenas y otras muy malas». Santorum cree que algunas de ellas son peligrosas, «nunca sabes con lo que va a salir», y asegura que su principal problema es que «no tiene la disciplina para ejecutarlas».

Mitt Romney recuerda que el mismo sábado, día en que los votantes de Carolina del Sur resucitaron su campaña, se cumplían 15 años de que fuera reprendido por el comité ético del Congreso y condenado a pagar 300.000 dólares de multa, con el voto del 93% de la cámara. Sus propios compañeros de partido lo odiaban. Ese día lo convirtieron en el primer portavoz del Congreso en ser amonestado por cuestiones éticas en más de 200 años de historia.

La exportavoz demócrata Nancy Pelosi ha recordado que ella misma se sentó durante un año en la sala del comité ético que le investigó, por lo que conoce bien sus trapos sucios. En ese sentido algunos analistas piensan que sería un regalo para Barack Obama, pero quienes le han observado en su nueva venida de Carolina del Sur advierten que será «el enemigo más difícil que pueda tener», dijo ayer el congresista de color James Clayburn.

En un año dominado por los debates televisivos, Gingrich ha hecho gala de su agilidad mental y una lengua viperina que azota a diestro y siniestro, para satisfacción de una audiencia de circo romano que celebra esas salidas con largas ovaciones. Obama, por contra, es un interlocutor moderado y razonable, que se toma su tiempo para contestar cualquier pregunta, como si no quisiera molestar a nadie. Sus pausas pueden fácilmente interpretarse como dudas, algo que le ha servido mal a Romney en los debates. Gingrich no solo llegará a ellos curtido por los 17 que llevan ya los republicanos, nada más empezar las primarias, sino que está tan convencido de que es su punto fuerte que ha retado ya a Obama a siete debates. «Y acepto por adelantado dejarle usar el teleprompter», ha dicho.