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MUNDO

NO TIENE ENMIENDA

JOSÉ LUIS PEÑALVA
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O ustedes se han muerto o mi reloj se ha parado, decía Groucho Marx, haciendo valer los argumentos de mi relación con Cuba. La hostilidad del régimen, que le conduce a su extinción en vida, ha hecho que mi reloj se detenga en la misma hora, treinta años después de mi último viaje a la isla. La muerte de Wilmar Villar Mendoza, es expresión de su autismo numantino. La vejez es la única enfermedad que no tiene cura y de eso tampoco se ha enterado el frente castrista. El sistema envejece con sus aurigas, momificados de forma natural como los muertos de Guanajuato. Raul versus Fidel gobierna el país de cuerpo presente, y sus gestos se reproducen con la firmeza y constancia de los cementerios. Somos contingentes y ellos necesarios.

Un acontecimiento banal, la detención de un chaval en una 'pinche' manifestación asociada a una huelga de hambre de 56 días y la neumonía fatal que le lleva a la tumba a los 31 años, se convierte en un fangal irrelevante de dimensiones homéricas. Cumplidos todos los preceptos, tomado el daiquiri en El Floridita, el mojito en la Bodeguita del Medio y bailado salsa hasta cerrar Santiago, la muerte de ese chico y su destino inexorable e inútil me dicen que nada ha cambiado desde el Moncada, salvo la muerte de nuestras ilusiones revolucionarias. Volverá a acentuarse el desprecio por el régimen acuñado por la disidencia en asesinos y su exculpación por mercenarios, y se abrirá paso la mierda del bloqueo y la abominación de una dictadura que se alimenta de ideales vivos, mantiene el cuerpo de su gente molido y a las libertades encarceladas. Así, es difícil calcular cuánto nos necesitan y el dolor que nos produce su daño.

¿Bendecirá la visita del Papa el disparate con el enaltecimiento de las víctimas? ¿Con quién está Dios, en realidad? La disidencia lleva muriendo tanto tiempo como los cubanos rezando. Como los perros a los que se suelta después de la temporada de caza, vagan desorientados sin hacerse preguntas. En 2010, el Gobierno anunció que soltaría a 52 replicantes tras la visita de Moratinos. La mayoría ignora quiénes son los 'disidentes' porque los medios de comunicación están controlados por el régimen, que siempre negó que hubiera prisioneros políticos, sino «mercenarios pagados por EE UU para socavar el sistema».

La lucha pasa a formar parte del paisaje con la muerte de Orlando Zapata después de una interminable huelga de hambre, y Guillermo Fariñas recibió alimentación intravenosa y llamó a las puertas del infierno para que se le escuchase. Como si solo la muerte o la agonía encontraran espacio en los medios de comunicación. Así que, tal vez, debamos alegrarnos.