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La búsqueda del equilibrio
El pintor Alejandro Hermann expone en Diputación 'Simbiosis del ayer a hoy', un canto sobre lienzo a la armonía
Actualizado: GuardarEquilibrio. La virtud del término medio, la seguridad en la casualidad, lo que cuenta el silencio, la luz en el negro, la contención de la emoción desbocada, la sencillez en la complejidad. Alejandro Hermann busca ese punto idealizado por medio de sus pinturas. En el juego de la creación, el azar de la investigación y la narración de sus emociones. Sentimientos que comparte a través de historias, vividas o inventadas, reales al fin y al cabo. El artista argentino expone desde hoy en el Palacio Provincial de Diputación 'Simbiosis del Ayer a Hoy', la muestra que recoge el desarrollo de esa búsqueda. Cuarenta y cuatro piezas del pintor, de nacionalidad austriaca, y que reside en Marbella desde hace décadas.
La exposición, que fue presentada ayer por el propio Hermann en compañía de la diputada de Cultura, Pilar Pintor, está dividida en dos grandes partes. La primera lo es también temporalmente. Pertenece a su etapa figurativa, en la que retrata a niños tibetanos, imbuido en el empleo del dibujo y su potencial. Caras que reflejan almas, transparentes, como las miradas de sus personajes, que parecen no apartan la vista del espectador. El artista viste a sus lamas con sedas, texturas orgánicas, encajes, que proporcionan relieve a las figuras y demuestran el saber hacer de Hermann en cualquiera de las técnicas y formatos.
Como en el siguiente periodo en el que se encaja su producción: la experimentación con los pigmentos. Un momento en el que se aleja de lo figurativo para encaminarse a la abstracción. «Buscaba más profundidad en los cuadros, más luminosidad, contar historias más allá del impresionismo», cuenta el pintor. En ese punto, Hermann tuvo una revelación. Sin misticismos. Simplemente, sintió la llamada de acometer el siguiente paso. «En mi estudio había un montón de tablas, casi abandonadas, en las que ya había trabajado anteriormente, y que me pidieron que fueran utilizadas de nuevo». El resultado es una serie de óleos y pigmentos en los que, casi por instinto, no abandona del todo la figuración.
«Sus hijitos», como él mismo llama a sus cuadros, tienen diferentes temáticas. Bellos, optimistas, espirituales, armoniosos. Reflejan sus inquietudes y sus fascinaciones. Por Siddhartha, como refleja 'Budha I', en el que recrea a través de pinturas, telas y relieves, el momento en que se despoja de sus ropas de rico para entrar en el mundo espiritual. O por Ives Saint Laurent, en 'Simbiosis IV'. Pasando por Gandhi o el Doctor Hamin, dedicado al estudio del sida en India. Y también la ciudad de Cádiz, a la que dedica una obra.
La simbiosis de esos dos extremos por los que vaga el pintor supuso también un cambio en su forma de comunicarse con el público. Su firma, estampada con un peculiar sello rojo, se acorta a medida que avanza en su investigación y hallazgo artístico. «Cuando empecé con la figuración quise dejar de lado esa forma de firmar tan alargada, notoria». Un ejemplo más de la madurez alcanzada por este artista que ha expuesto en Sevilla, Barcelona, Pamplona, Londres, Salzburgo e Insbruck (Austria), Lugano Suiza), entre otras muchas ciudades. Hace unos meses se presentó en Granada una colección muy similar a la que estará en Diputación hasta el 4 de marzo, con gran aceptación de crítica y compra.