MOURINHO SE DEVORA

Si juega Fabio Coentrao de lateral derecho, me criticarán, porque es zurdo. Si juega Lass ahí, me criticarán porque sin Khedira debe jugar en el centro. Si Pepe sale en el centro del campo, me criticarán, porque es central y al revés si le pongo en la defensa. Si pongo trivote, me tacharán de defensivo. Si juego al ataque, también me censurarán. Si juega Higuaín, dirán que...», así empezó la rueda de prensa Mourinho, que tiene hoy otra reválida, le guste o no, ante el FC Barcelona. Lo que dice es cierto, le van a caer palos en caso de que pierda, porque se sigue sin un esquema claro ante el eterno rival. Mientras Guardiola sabemos que saldrá con todo lo que tiene, en el Real Madrid se sigue sin dar con una fórmula para jugar ante cualquier rival. Mou ha venido para eso a España, solo le ha ganado un partido al eterno rival. Ni jugando bien en la Supercopa se pudo, y en los blancos se instala el fatalismo que tiene por ejemplo el Atlético con el Real Madrid, que ya salen perdiendo 1-0 en los partidos en los que se enfrentan.

El técnico ve la Liga más posible que la Copa y por eso desvía la atención a esa competición. El año pasado fue un tablón de náufrago que salvó los muebles. Pero en Liga hay una ventaja clara y quiere hacer ver que la Copa si sale bien, bien... y si se cae eliminado tampoco pasa nada.

Los madridistas, entre los me incluyo, nos quejamos de las bajas de Khedira y Arbeloa, aunque lo cierto es que ninguno de ellos jugaron en el Santiago Bernabéu ante los culés hace un mes, fueron suplentes. Los madridistas también nos quejamos de los fichajes, aunque eso ya suene a historia lejana, pero los Sahin, Altintop, Coentrao... por los Alexis Sánchez y Cesc Fábregas del FC Barcelona. No hay color, pero ya no se puede hacer nada.

El Santiago Bernabéu hoy debe olvidarse de pitos y críticas a Cristiano Ronaldo, el portugués tiene una reválida, una oportunidad de desquitarse. Los madridistas llegamos con una sensación de partido incómodo, y más de uno firmamos el empate a cero para jugar en Barcelona sin ningún tipo de presión.