Desafío húngaro
Actualizado:Víctor Orban, primer ministro húngaro, haría bien en evitar un choque frontal con la UE cuando se entreviste con el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, la próxima semana. Entonces estará en marcha el expediente sancionador abierto ayer a su país. El episodio empezó con la modificación del estatuto del Banco Central, un claro intento de ponerlo al servicio del Gobierno. Pero también las previsiones legislativas sobre protección de datos y la aparente depuración de ciertos jueces so pretexto de una homologación de la edad de retiro tienen un perfume político inquietante. Bruselas ha optado por la herramienta técnica de un dictamen motivado que invita al cambio y sugiere el camino del acuerdo. Orban, un antiguo y valeroso opositor al régimen comunista, debe abandonar el tono ultranacionalista que rezuma su gestión que no es la vuelta del neofascismo taimado que, exagerando mucho, sugieren sus críticos, pero sí un desafío jurídico y político a la UE que Bruselas no puede aceptar y Hungría no puede permitirse.