Fraga descansa en Perbes
Al entierro asistieron el Gobierno gallego en pleno, varios ministros y centenares de personas que querían despedirse del fundador del PP Cubierto por las banderas de España y Galicia, el político yace junto a su esposa
LA CORUÑA.Actualizado:Pocos minutos después de las seis de la tarde, el féretro con los restos mortales de Manuel Fraga Iribarne era introducido en un nicho sobre el de su esposa, Carmen Estévez, en el panteón familiar del pequeño cementerio parroquial de San Pedro de Perbes, en el municipio coruñés de Miño. Fraga, cubierto por las banderas de España y Galicia, fue despedido a los sones del himno de Galicia, interpretado por la Real Banda de Gaitas de la Diputación de Ourense, como ya hiciera en sus tomas de posesión como presidente de la Xunta. Fraga había expresado su deseo de ser enterrado en Perbes, junto a su esposa, para permanecer «siempre en Galicia», como reza el título de la obra del político y escritor Castelao, 'Sempre en Galiza'.
Fraga cumplió en su entierro con uno de sus rasgos en vida: la puntualidad. Las cinco de la tarde era la hora marcada para la llegada del féretro desde Madrid. El coche fúnebre apagó su motor minutos en la capilla del cementerio antes de las cinco de la tarde. Allí esperaban sus seis hermanas y cinco hijos, quienes recibieron las condolencias de las personalidades desplazadas al pequeño municipio: miembros del Gobierno de España, el Ejecutivo de Galicia en pleno y representantes de otras administraciones. Durante los desplazamientos a la capilla o al panteón, las gaitas rompieron a sonar con la Marcha del Antiguo Reino de Galicia, composición que suele acompañar a los actos solemnes en la comunidad. El féretro fue siempre transportado por los nietos de Fraga.
Durante casi una hora el cardenal Antonio María Rouco Varela, villalbés como el difunto, acompañado por el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, ofició el funeral. Centenares de personas tuvieron que seguir la ceremonia desde los aledaños del camposanto, incapaz de albergar a todos los vecinos de Villalba o Perbes y admiradores que se acercaron de diferentes puntos de Galicia y de otras provincias. La escasez de espacio para aparcar en las proximidades del cementerio, asomado en una elevación del terreno sobre la ría, obligó al Ayuntamiento de Miño a fletar algunos autobuses para trasladar a quienes deseaban asistir a las honras fúnebres.
Libro de condolencias
El sepelio de Manuel Fraga reunió en la parroquia de Perbes, donde el político pasaba sus vacaciones de verano y lugar donde falleció su esposa en 1996, a numerosas personalidades políticas y representantes institucionales. La ausencia obligada del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, fue suplida por la vicepresidenta, Soraya Sáez de Santamaría, a la que acompañaban los ministros de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón; de Sanidad, Ana Mato, y de Fomento, Ana Pastor.
Asistieron también los presidentes de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, y de Asturias, Francisco Álvarez Cascos; el expresidente del Gobierno José María Aznar, con su esposa, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella o el exembajador en el Vaticano y exalcalde de La Coruña, Francisco Vázquez. Además, durante todo el día se sucedieron las colas en la casa natal de Fraga en Villalba (hoy sede de la Fundación Manuel Fraga Iribarne) para firmar en el libro de condolencias, puesto allí para recibir el testimonio de los vecinos de la villa lucense.
Tras la homilía, pronunció unas emotivas palabras la nieta menor de Fraga, Adriana, quien se refirió con cariño «al mejor abuelo del mundo», según manifestaron a los periodistas, que no pudieron asistir a la misa funeral, varios de los asistentes. Carmen Fraga, eurodiputada del PP y una de las hijas del fallecido, agradeció al final del entierro la «presencia, el cariño y el afecto» de los asistentes. Declaró que la familia ahora tiene «una gran paz», aunque «obviamente también un sentimiento de tristeza». «Hubiésemos querido que fuese un acto más privado, pero también comprendemos que había mucha gente que se quería despedir de él», aseveró la hija del presidente de honor del PP, que rememoró cómo en Perbes la familia del fundador del PP había pasado «muchos años felices».
Por su parte, Núñez Feijóo destacó que Fraga «se quiso despedir como un gallego más al lado de su casa y con su mujer», una forma que, en su opinión, es «muy acorde» con lo que el veterano político gallego «ha sido». Álvarez-Cascos indicó que la gran virtud del veterano político gallego fue que «nunca se resignó a convivir con los problemas».