Rajoy deja la puerta abierta a una subida del IVA
El presidente del Gobierno asegura que ya ha incrementado lo suficiente los impuestos "pero nada es para siempre"
MADRIDActualizado:Mariano Rajoy cambió ayer la contundencia con la que hace tan solo una semana rechazaba una posible subida del IVA y dejó la puerta abierta a un posible incremento del tributo sobre el consumo. El presidente del Gobierno, en su primera rueda de prensa desde que ganó las elecciones del 20 de noviembre, explicó que considera "perfectamente conciliable" seguir reduciendo el déficit público sin necesidad de incrementar la carga impositiva a los ciudadanos. Dicho esto, y ante la pregunta de si se podía comprometer a no incluir la subida del IVA en los próximos Presupuestos Generales del Estado, que presentará en marzo, matizó: "En la vida nada es para siempre".
Rajoy, durante la comparecencia conjunta con Nicolas Sarkozy, negó que hubiera vencido en las urnas engañando o escondiendo a los ciudadanos las medidas que pensaba adoptar como presidente, como le insinuó un informador francés. "Yo he demostrado una manera diferente de ganar elecciones, diciendo lo que uno piensa y va a hacer", sentenció el mandatario español.
Una idea que refrendó Sarkozy al ensalzar a Rajoy porque además de "decir lo que iba a hacer" no tuvo problemas en votar de manera conjunta con José Luis Rodríguez Zapatero y el PSOE la reforma de la Constitución que permite establecer techos de gasto y endeudamiento a todas las adminisraciones públicas, una ley que el presidente francés calificó como "una verdadera regla de oro". Claro que el quite no era gratuito. El presidente galo destacó en varias ocasiones el pacto entre socialista y populares para sacar adelante la "ley de oro, aunque fuera impopular" a diferencia de la oposición socialista en su país, que no ha secundado esta misma medida de control presupuestario. "No creo que haya un español que no supiera que yo iba a luchar contra el déficit o que fuera a impulsar reformas estructurales", insistió Rajoy.
La cuestión, y el presidente lo sabía, era otra bien distinta, el controvetido aumento del IRPF que jamás había contemplado ni en campaña electoral ni durante el debate de investidura en el Congreso. Confesó que "personalmente" había sido una decisión dura porque está convencido de que los impuestos altos son negativos para la economía y que el dinero está mejor "en manos del contribuyente".
El presidente el Gobierno es consciente de que se trató de una medida impopular que no gustó "a ningún español". Ahora bien, dejó claro que la situación era "muy complicada" y que la alternativa hubiera sido "no hacer nada, dar un pésimo mensaje al exterior y no contribuir a la recuperción económica". Rajoy eludió acusar al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero de haberle obligado a dar un giro tan brusco en política fiscal por haber "ocultado" la desviación de dos puntos del déficit público.
Un tono que difiere de la argumentación que han empleado hasta hora otros miembros de su Gobierno como la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría o el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que han acusado de manera directa a los socialistas de provocar un "agujero" de 20.000 millones de euros adicionales a los 16.500 millones que estaban previstos.
Nuevas medidas
Rajoy insistió en que se trata de un esfuerzo con fecha de caducidad porque sólo estará vigente en 2012 y en 2013. Mostró su convicción de que con esta primera parte de su plan de ajuste, que supondrán un ahorro de 15.000 millones de euros, y otras medidas "que vamos a seguir tomando" España recuperará su economía. Cuando llegue ese momento bajar las impuestos, algo que no podrá hacer "en los próximos meses", pero que "haré".
El presidente abundó en que sus objetivos para sus primeros tres meses de mandato son la reforma laboral, que ante la falta de acuerdo entre los agentes sociales ya elabora el Ministerio de Empleo, y la reestrcturación del sistema financiero que se basará en la trasparencia, valorar los activos en su justo valor y nuevas fusiones de entidades con el objetivo de que fluya el crédito.