CAMPEÓN, CON DUDAS
Actualizado:Se acabó la primera vuelta. El Real Madrid es campeón de invierno. Los números resaltan el trabajo de Mourinho en el banquillo blanco. La diferencia con el eterno rival en la tabla es importante, y la fortaleza del grupo indiscutible. Los blancos ganan siempre, aún cuando las cosas se tuercen. Su pegada es demoledora.
Se vio el sábado contra el Mallorca y también en la ida de octavos de la Copa frente al Málaga. La estampida blanca es imparable. Sus 63 goles a favor señalan que este curso puede romper todos los récords. Higuaín tiene el empuje de una bestia, Benzema hace tiempo que es el que todos esperaban cuando aterrizó en Concha Espina, y hasta desde el banquillo llegan soluciones de todo tipo cuando las cosas se ponen complicadas.
La obra maestra de Florentino Pérez marcha por los derroteros que conducirían hacia la perfección. Pero tiene una mancha demasiado cantosa. Se llama Fútbol Club Barcelona. Cada vez que se acerca una fecha señalada, un clásico en el que medir fuerzas, los fantasmas aparecen en la capital de España. De no ser por la brillantez de los culés de la era Guardiola, al Real Madrid no se le podría poner una sola pega y todo serían aplausos.
Pero su estigma es demasiado dañino. Por eso, en el Santiago Bernabéu se duda de su gran estrella, de uno de los futbolistas que mejor ejemplifica -formas y conductas aparte- el espíritu blanco y, sin duda, de los más eficaces del planeta. Cristiano Ronaldo ya no es el rey de reyes.
También se generan incertidumbres por la manera de ganar en el Iberostar Stadium. A unos días de recibir al Barça, el 'run run' empieza a aparecer en los foros futbolísticos, cuando en realidad debería hablarse de las dificultades que encuentran este año los catalanes para resolver fuera de casa. Pero los precedentes anteriores pesan como una losa. Y tampoco cabe ninguna duda de que, trayectorias aparte, aún hay un mundo que separa al Madrid del Barcelona.