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Rajoy invita a Artur Mas a una reunión en la Moncloa para anudar un pacto estable
El clima de colaboración impregna ahora las relaciones entre PP y CiU, pese a las serias diferencias autonómicas
BARCELONA. Actualizado: GuardarEntre finales de mes e inicios de febrero, el presidente del Gobierno y el de la Generalitat de Cataluña mantendrán una reunión en el palacio de la Moncloa. Es muy posible que sea el primer encuentro de Mariano Rajoy con un presidente autonómico, incluso antes que con uno de su propio partido. Artur Mas reclamó la cita tras el primer 'Consell de Govern' del año y Rajoy recogió el guante esta semana e invitó, vía telefónica, al jefe del Ejecutivo catalán después de que CiU votara a favor del primer plan de austeridad presentado por el PP en el Congreso. El portavoz del Ejecutivo catalán, Francesc Homs, confirmó ayer la reunión y añadió que ambos mandatarios tratarán temas como la situación de la economía del país y también cuestiones como el pacto fiscal y el autogobierno de Cataluña.
En el fondo del encuentro está la crisis económica y el convencimiento de que las angustias financieras obligan a CiU y PP a remar juntos, ya que se necesitan el uno al otro. CiU tiene en su mano evitar el todos contra el PP en el Congreso y el valor simbólico que tiene de cara a la credibilidad ante los mercados financieros que la federación nacionalista avale una iniciativa económica en el Parlamento. De los populares depende, en sentido recíproco, que CiU pueda sacar adelante los Presupuestos en Cataluña.
Aunque CiU amague con querer acercarse a PSC o Esquerra Republicana, como le piden desde el ala más soberanista de Convergencia, lo cierto es que hasta la fecha ninguna de esas dos formaciones se ha mostrado dispuesta a dar apoyo a una política que contemple recortes severos del gasto público como los que ha puesto en marcha el Govern en su primer año de andadura. Por tanto, los amagos se quedan en eso, en amagos con muy pocas posibilidades de fructificar.
No puede hablarse de coalición entre populares y convergentes porque CiU ya ha repetido por activa y por pasiva que la experiencia de 2000, cuando dio su apoyo a la investidura de José María Aznar, salió mal para sus intereses políticos ya que acabaron perdiendo las elecciones autonómicas por primera vez en tres décadas, y no quiere que se repita el error. Esa es una de las razones por las que votó en contra de la investidura de Rajoy.
Pero la cruda realidad, la de los más de cinco millones de parados y un déficit asfixiante, ha provocado que PP y CiU hayan escenificado esta semana, con el apoyo de los nacionalistas al primer plan de austeridad del Gobierno de Rajoy, la entente que marcará la política económica de España al menos hasta que el país salga del atolladero. CiU y PP chocan en su concepción del Estado autonómico, lo que ha provocado desconfianzas entre Madrid y Barcelona, pero en asuntos económicos la sintonía es alta y acabarán encontrándose, sobre todo en la reforma laboral y en el apuntalamiento del mercado financiero, con una posible fusión entra La Caixa (Caixa Bank) y Caja Madrid (Bankia) en el horizonte más próximo y al parecer bien vista por ambos ejecutivos.
Desconfianzas mutuas
«Por coherencia, rigor y valentía política», justificó Josep Sánchez Llibre el voto afirmativo de CiU a las medidas de Rajoy. Coherencia, porque hasta la fecha, ambos ejecutivos han optado por las «decisiones dolorosas», según palabras del propio Mas, para luchar contra la crisis. Es decir, han apostado por el tijeretazo en el caso catalán y por el recorte del gasto y la subida de impuestos en el caso del Ejecutivo central. La obsesión es la lucha contra el déficit y Homs lo destacó ayer en relación con las medidas que está adoptando el Gobierno del PP. De alguna manera, Cataluña marca el camino. «El Govern catalán ya hace mucho tiempo que está comprometido con cumplir el objetivo de déficit porque es necesario actuar de acuerdo con las reglas europeas», expresó.
La reunión entre Rajoy y Mas no va a disipar, sin embargo, las desconfianzas políticas mutuas en el terreno autonómico. El presidente de la Generalitat ha hecho del pacto fiscal, esto es que Cataluña recaude y gestione sus impuestos y pague un canon a la Hacienda central, su bandera, y el jefe del Ejecutivo, sin dar un portazo a la reivindicación, da siempre largas al asunto. Rajoy, sin embargo, nunca va a acceder a esa petición del nacionalismo catalán, según reconocen sus colaboradores, porque hacerlo sería desmembrar la fiscalidad del país y renunciar al principio de solidaridad territorial.
El PP, además, no las tiene todas consigo ante el creciente sesgo soberanista que ha imprimido CiU a sus planteamientos. La última muestra ha sido la aprobación en el Parlamento autonómico de la norma que permite la convocatoria por parte de la Generalitat de consultas populares, que es muy probable que sea recurrida ante el Tribunal Constitucional por el Gobierno de Rajoy.