La bisoñez del Balón le condena en Almonte

Ambos equipos, Almonte y Balón de Cádiz, se presentaban en el Municipal de San Pedro con la firme intención de sacar los tres puntos y así poder alejarse de los puestos de descenso a Regional Preferente y seguir manteniendo la mirada en las posiciones de privilegio de las que ahora disfrutan.

El Balón de Cádiz está realizando una temporada fantástica pero quizás partía como favorito un Almonte Balompié que se ha hecho fuerte en casa a lo largo de la temporada.

Pronto empezaron a demostrarlo con ocasiones por parte de Sebas, que incomprensiblemente fallaba lo que en otras ocasiones ha convertido en goles para el conjunto rociero.

Fue en el minuto 23 cuando tras un córner botado por José Manuel, se elevó por encima de Juan y anotó el primer tanto de la contienda. Sebas anotaba el primero y ponía el partido en bandeja para los onubenses.

Fue también Sebas, esta vez en el minuto 35, quien presionaba al portero Antonio, que despejaba mal y se la acababa regalando al propio Sebas, aprovechando el regalo para poner aún más tierra de por miedo ante la bisoñez del equipo gaditano.

Los jóvenes futbolistas del Balón de Cádiz pagaban caro sus errores. El encuentro se ponía tremendamente complicado.

Al inicio de la segunda parte, el conjunto visitante ya consumía sus tres cambios para intentar arreglar el estropicio que habían causado las imprecisiones en esa primera mitad desoladora.

Atacó sin descanso el Balón durante toda la segunda parte, si bien no obtuvo ocasiones claras, sobresaliendo un buen Juan Pedro en tareas defensivas y con el resto del equipo onubense muy bien plantado atrás.

No fue hasta el minuto 81, ya con Alberto jugando de delantero centro, cuando el propio central remató con la puntera un centro desde la banda, acortando distancias.

A partir de ese momento, el asedio fue total, inquietando a veces al portero Manuel, pero sin llegar a materializar un empate que quizá hubiera dado más aire a un equipo que perdió el partido por su juventud e inexperiencia. No obstante, la buena imagen mostrada en la segunda mitad corrige en parte la desolación dejada en la primera.