Un policía iraní monta vigilancia mientras un equipo de investigadores inspecciona el lugar donde murió ayer el científico nuclear. :: REUTERS
MUNDO

Irán atribuye a Israel el asesinato en Teherán de un científico nuclear

La víctima era supervisor en la planta de Natanz, el segundo centro de enriquecimiento de uranio del país

TEHERÁN. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La carrera nuclear iraní tiene un nuevo «mártir». Mostafa Ahmadi Roshan, de 32 años, murió ayer junto a otras dos personas tras la explosión de una bomba cuando salía de su hogar en el norte de Teherán. Dos terroristas se acercaron al vehículo del joven científico a bordo de una motocicleta, adosaron un artefacto explosivo y huyeron a la carrera. A causa del estallido, Roshan y un peatón perdieron la vida en el acto y el conductor del vehículo sufrió graves heridas que pocas horas después provocaron su fallecimiento en un hospital de la capital persa.

El ataque se produjo en la calle Gol Nabi, en el barrio de Seyed Khandam, y la Policía inmediatamente cercó la zona, retiró los cadáveres y en pocos minutos la única huella de lo ocurrido eran los cristales rotos en una vivienda próxima. La normalidad regresó a esta zona residencial y con ella el silencio de unos vecinos que, al tratarse de un tema tan sensible como el programa nuclear, rehusaron hacer comentarios.

Las fuerzas de seguridad abrieron una investigación, pero para los dirigentes del régimen la cosa está muy clara. Ya saben quién está detrás de la muerte de este profesor de la Universidad Técnica de Teherán, cargo que compaginaba con su trabajo en las instalaciones de enriquecimiento de uranio de Natanz, en la provincia de Isfahán. «Actualmente, quienes alegan luchar contra el terrorismo atacan a nuestros científicos. Pero tienen que saber que los investigadores iraníes están más decididos que nunca a avanzar por el camino del progreso», declaró el vicepresidente primero de la república islámica, Mohamad Reza Rahimi, que apuntó directamente a «los servicios de inteligencia de EE UU e Israel» de estar detrás de lo ocurrido.

El vicegobernador de la capital, Safarali Baratloo, subrayó en declaraciones a la agencia Fars la forma de operar de los terroristas, ya que «la bomba magnética colocada en los bajos del automóvil del profesor por unos motociclistas es similar a la utilizada hace dos años contra otro científico nuclear. Ha sido obra de los sionistas».

Con este atentado son ya cuatro los científicos persas asesinados desde 2007. En noviembre de 2010 Majid Shariari, profesor en la Universidad Shahid Beheshti y miembro de la Sociedad Nuclear de Irán, perdió la vida en una acción similar. La misma mañana su colega Fereydoon Abbasi, físico especialista en láser y figura cercana a la Guardia Revolucionaria, salió con vida pese a que los motoristas también colocaron una bomba en su coche. Abbasi fue nombrado así nuevo director del Organimo Iraní de la Energía Atómica cuando se recuperó de las heridas.

En enero de 2010 perdió la vida también el doctor Masoud Alí Mohamadi tras la explosión de un artefacto cuando salía de su casa. Tres años antes se producía la primera víctima en el seno de la comunidad científica. Se trataba de Ardeshir Hosseinpour, muerto en 2007 en la central nuclear de Isfahán. En los cuatro casos Teherán siempre ha acusado a las agencias de inteligencia occidentales de intentar abortar lo que ellos consideran un derecho, la carrera nuclear con fines civiles.

A los atentados hay que sumar secuestros y situaciones extrañas como la ocurrida con el científico Shahram Amiri, experto en isótopos radioactivos de la Universidad Malek Ashtar de Teherán, «secuestrado», según el régimen, durante 14 meses en territorio estadounidense antes de que lograra fugarse de manos de sus captores en julio de 2010.

El ataque de ayer, sin embargo, se produce en una situación de máxima tensión y podría complicar la solución a la crisis nuclear que enfrenta a Irán con Occidente. La muerte de Roshan llega 48 horas después de repetidos llamamientos a la vuelta al diálogo por parte de los diplomáticos persas. Teherán mantiene su estrategia de dar una de cal y una de arena y mientras llaman a la negociación ponen en marcha nuevas plantas de enriquecimiento de uranio como la de Fordó, en las montañas de Qom al sur de la capital.