La crisis agrava la brecha del precio de los alimentos entre el campo y la mesa
COAG denuncia que al cierre de 2011 los productos multiplicaron por más de cinco su coste desde el origen hasta las tiendas
JEREZ.Actualizado:Es la queja continúa tanto de los productores como los consumidores, pero ahora con la crisis la brecha aún se agrava más. Y es que el precio de los productos agrarios y ganaderos se multiplicó por más de cinco desde su cotización en el campo hasta la venta al público en los establecimientos comerciales al cierre de 2011, según el Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD) que publica la organización agraria COAG junto a las organizaciones de consumidores UCE y Ceaccu.
De esta forma, el diferencial entre origen y destino se acentuó el pasado año, al pasar de 3,93 en diciembre de 2010 a 5,13 en el mismo mes de 2011.
Entre las principales causas de que se sigan dando pasos atrás en este tema se encuentra el desplome de los precios hortofrutícolas, que ha agrandado la enorme distancia que existe entre el campo y la mesa. Productos como las patatas, cebollas, pimientos, calabacines, naranjas, limones o plátanos se pagan en origen hasta un 50% más baratos que hace un año.
De esta manera, los márgenes más desorbitados coinciden con la mayoría de estos productos: cebolla (1.600%), plátanos (805%), patatas (786%), limones (759%) y naranjas (712%).
El índice se elevó hasta el 5,69 en el caso de los productos agrarios, mientras que el de los productos ganaderos se situó en diciembre de este pasado año en el 2,96. En concreto, la carne de cerdo y ternera multiplicaron por 5,35 y 4,42 su precio de la granja al hogar.
Estos datos que la organización agraria COAG ha puesto sobre la mesa no hacen más que insistir en la idea que hace ya años vienen denunciando agricultores y consumidores de forma conjunta de que no es de recibo que «mientras los precios para el agricultor y el ganadero son ruinosos para los consumidores sean prohibitivos». Y es que con este panorama y lo poco que les pagan los primeros apenas cubren costes, mientras que del consumidor se abusa. Y como siempre, la responsabilidad la hacen recaer en «los únicos que salen ganando: distribuidoras y comercializadoras».