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Los marineros continúan esperando una solución al paro forzoso que padecen. :: ANTONIO VÁZQUEZ
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Pescadores de Cádiz y Marruecos se alían para forzar a Europa a un nuevo acuerdo

Barbate albergó ayer la reunión de la comisión mixta hispano-marroquí, que lamentó que el cese de la actividad se deba a «cuestiones políticas»

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Los pescadores y armadores españoles y marroquíes están cansados de que las decisiones que afectan directamente a sus bolsillos se tomen a miles de kilómetros de distancia.

El enésimo y duro revés del fin precipitado del acuerdo entre ambos países para la pesca en caladeros alauitas, ha puesto la puntilla a la desconfianza de la labor que realiza el comisionado de pesca de la Unión Europea. Todo ello se ratificó ayer en el transcurso de la reunión de la comisión mixta hispano-marroquí, formada por el sector extractivo y no extractivo de ambos países, que tuvo lugar en la localidad gaditana de Barbate.

Este organismo, sin capacidad ejecutiva pero vinculante en tanto en cuanto está formado por los profesionales de la pesca a uno y otro lado del Estrecho, sirvió para alzar la voz en un único sentido, consensuar aspectos técnicos para el futuro, y unir fuerzas de cara a la aparición de un nuevo y más solvente convenio de pesca entre España y Marruecos.

La representación española tuvo a Pedro Maza, de la Federación Andaluza de Asociaciones Pesqueras, o a Javier Garat, de Cepesca, como principales exponentes. También estuvieron representantes de las Cofradías de Pescadores gaditanas afectadas por la ruptura del acuerdo, así como representantes de las administraciones de los dos países, entre ellos Margarita Pérez, directora de Pesca de la Junta, o el alcalde de Barbate, Rafael Quirós.

Maza ya había avisado días atrás de que el borrador de propuesta estaba listo para que la negociación del nuevo acuerdo sea «lo más ágil y rápida posible». Y Garat se mostró convencido de que al final se renovará el acuerdo, y que los problemas jurídicos de aguas internacionales no interrumpirán las negociaciones. Además, los colectivos pesqueros se mostraron a favor de que se «favorezca el desarrollo de las poblaciones locales» como las del Sáhara, en la que ha sido sin duda una de las «causas políticas» que han llevado a finiquitar antes de tiempo y de manera sorpresiva el acuerdo entre las dos flotas.

El propio Javier Garat fue tajante. Tras «lamentar profundamente» la ruptura del acuerdo «por cuestiones políticas más que técnicas», el representante español recordó en este foro cualificado que la prohibición de faenar en aguas de Marruecos está afectando a 64 barcos, «que permanecen amarrados a puerto desde hace más de un mes, lo que está obligando a todos sus tripulantes a estar en el paro», dijo.

Además, el desempleo azota también al lado marroquí. No en vano, en cada embarcación incluidas hasta el pasado 14 de diciembre en este convenio se enrolaban de media dos tripulantes marroquíes. Eso por no hablar de la falta de actividad en los puertos base como el de Larache, donde hasta ese momento la pesca era un motor económico imprescindible.

A la espera de que la Unión Europea retome las negociaciones para cerrar un nuevo acuerdo, que podría estar listo según algunas fuentes antes de seis meses, la flota española continúa esperando compensaciones económicas a un paro que cuesta, según las estimaciones de la Cofradía de Barbate, más de dos millones de euros mensuales.

La comisión mixta hispano-marroquí hizo ayer de manera tajante responsable «de todas las consecuencias que está teniendo la no renovación de la pesca a la comisaria europea María Damanaki», que a juicio de la patronal pesquera de ambos países «está acabando con muchos puestos de trabajo».

En la reunión de ayer se pusieron sobre la mesa cuestiones técnicas que serán muy importantes en el próximo acuerdo. Se habló del reparto de cuotas, de costes por embarcación y de tripulaciones. «Nosotros queremos un acuerdo viable técnica y económicamente, y que beneficie a ambas partes», aseguran desde Cepesca.

De momento toca esperar. El martes el Ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, trasladó la urgencia de retomar las conversaciones a Bruselas. Pero nadie se fía. Los barcos siguen amarrados. Ya ni siquiera los quince millones de euros de los que se habla para paliar las pérdidas hacen sonreír a los pescadores de Barbate, que quieren trabajo, «no limosnas».