
Más de 400 personas llegaron a la costa gaditana de forma ilegal en 2011
La APDHA anuncia un incremento de inmigraciones en Andalucía y Levante aunque en Cádiz el dato se estabiliza
Actualizado: GuardarDetrás de cada número siempre está la historia de un viaje, de un impulso que obliga al caminante a seguir su camino hasta cruzar la frontera. Algunos lo consiguen, otros caen en el intento y otros se transforman en un dato perdido entre estadísticas de procedencia, sexo y destino. La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) dio a conocer un avance del informe Derechos Humanos en la Frontera Sur 2012 centrado en el balance migratorio de países africanos hacia España. Su portavoz en Cádiz, Rafael Lara, no habló ayer de historias ni motivaciones, que siguen siendo las mismas en la mayoría de los casos, pero sí habló de números. Unos número que muy a pesar de esta asociación, van en aumento. Hasta 8.867 personas llegaron a las costas españolas durante 2011, un 65% más que durante 2010. Rafael Lara matizó que estas 8.867 personas engloban a llegadas y a intentos de llegadas, algunas interceptadas en la frontera de países de entrada y otras desaparecidas.
En cuanto a la situación de la provincia de Cádiz, Lara informó de que han llegado 413 personas, principalmente a las costas, un dato que más o menos va en consonancia con los años anteriores y tiende a «estabilizarse». De estas 413 personas, la mayoría fueron hombres (278), acompañados de 76 mujeres y 59 menores de edad. Los puntos principales de llegada siguen siendo Algeciras y Tarifa dado los escasos 14 kilómetros que separan el continente europeo del africano.
El portavoz de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía en Cádiz se centró ayer en los datos nacionales y regionales para dar mayor énfasis a la situación de la inmigración. Una situación que lejos de mejorar ha vuelto a estar en los niveles de 2003 «pese a todos los esfuerzos y dinero invertido en programas como el Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (Sive)». Lara criticó que tras el elevado número de llegadas que se dio en los años 2006 y 2007, la llegada de inmigrantes comenzó a descender hasta el pasado año que ha vuelto a registrar un incremento. De los 15.572 llegadas en 2008 se pasó a las 8.728 en 2009 y a las 5.369 en 2010. No ha continuado este descenso ya que ha subido en más de 3.000 personas las que han intentado llegar al país de forma ilegal.
En cuanto a los destinos, Andalucía sigue siendo el principal centro de llegada con el registro de 3.357 personas y Granada fue la provincia que más inmigrantes recibió. Le siguió Ceuta (1.258) y Melilla (1.039). En el otro lado de la cola se encuentran Baleares con la llegada de 48 personas, Canarias con 367 y Levante con 448.
Rafael Lara también se lamentó del aumento de otro número que es el de los fallecidos y desaparecidos. Hasta 84 cadáveres se recuperaron a lo largo de 2011 y 114 personas fueron dada por desaparecidas, lo que suma un total de 198 personas frente a los 131 muertos o desaparecidos contrastados en 2010. Por zonas, Andalucía volvió a liderar esta tabla ya que en esta comunidad se dieron el mayor caso de defunciones o desapariciones, la mayor parte en Granada (73). En Cádiz tan sólo hubo que lamentar un muerto.
Desde la APDHA volvieron a criticar ayer la precariedad y la peligrosidad con la que los inmigrantes arriesgan su vida para intentar alcanzar un futuro mejor ya que hay personas que sin saber nadar se tiran al agua y cruzan el Estrecho en barcas neumáticas de juguetes o atraviesan desiertos «sin más líquidos que sus propios orines». Pese a «estas penalidades y al resultado incierto de la aventura que inicia, la necesidad de buscar horizontes de dignidad sigue impulsando a miles de africanos del norte y de la zona subsahariana a arriesgar la vida para conseguirlo». Lara reconoció que pese a la crisis económica que padece Europa, la situación que presenta el continente es mucho mejor que la que les puede ofrecer África con nueve países en guerra y más de 12 conflictos abiertos.
Desde la APDHA reclamaron más medidas y controles de seguridad que respeten a las personas, en clara alusión a los derechos básicos que pueden vulnerarse en algunas fronteras como las de Argelia y Marruecos.