Castigados y ofendidos
Actualizado:Los mercados no se fían de nosotros, pero hay que preguntarse si eso ocurre por culpa de los tenderos europeos o porque no somos de fiar.
Las nuevas disposiciones se caracterizan por ser peores que las adoptadas con anterioridad. El significativamente llamado señor De Guindos, nuevo ministro de Economía, cifra en 50.000 millones el saneamiento de los bancos. `Ahora o nunca, las finanzas nos llaman! Todos los pobres españoles tenemos que acudir en defensa de esas entidades que han perdido su identidad.
Hay que salvarlas para que nos sigan prestando una pequeña parte del dinero nuestro, mientras ellos hablan de «bonos contingentes convertibles» y de «guerras por el pasivo». Además de poco dinero, hace falta poca vergüenza.
Dicen que la culpa de la muralla la tiene el ajuste del ladrillo, pero hay que reconocer el esfuerzo de la pequeña coronela para explicar una situación que dista bastante en ser igual a la que prometía. Le está pidiendo tiempo al tiempo, pero le urgen los calendarios.
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría ha leído más códigos que libros de versos, pero nunca es tarde. La lectura es buena y parece que acaba de descubrir a Luis Cernuda, que aunque nunca se presentó a unas oposiciones, va a durar más que ella.
Doña Soraya, empinándose sobre el panorama actual, ha confesado que la realidad es más dura de lo que pensaban los más impacientes por hacerse cargo del timón de este barco fantasma. Una vez más en nuestra espasmódica historia la realidad se opone al deseo y mientras le deseamos un feliz cumpleaños a su majestad el Rey, sus remotos congéneres los tres Magos le dejan en la ventana un regalo imposible. Lo que no consiguió Tejero puede lograrlo Urdangarin.
¿Quién ha engañado a quién? Si las dos partes mienten no hay falsedad, pero la víctima es siempre la misma: somos nosotros y nuestros hijos y nuestro nietos, que están contentos con los regalos de los balcones.
Alegría santa. Debieran prohibir asomarse al exterior para que durase.