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Meryl Streep, caracterizada como Margaret Thatcher en 'La Dama de Hierro'. :: EL CORREO
Sociedad

«Margaret Thatcher no me inspira ninguna simpatía»

«Soy glotona, aún siento ansia de ganar el Oscar», dice la estrella de 'La Dama de Hierro', que ha sido 6 veces nominada y posee dos estatuillas Meryl Streep Actriz

MARÍA ESTÉVEZ
LOS ÁNGELES.Actualizado:

La nueva película de Meryl Streep, 'La Dama de Hierro', recorre la biografía de la ex mandataria británica Margaret Thatcher. El filme, que se estrena este jueves en España, empieza con una Thatcher anciana que sufre alucinaciones y habla permanentemente con su marido. Pronto se descubre que en realidad conversa con un fantasma. Sin duda, la cinta escrita por Abi Morgan es una pieza teatral fascinante que en la gran pantalla pierde dramatismo y termina convirtiéndose en un vehículo más para que brille el enorme talento interpretativo de Meryl Streep, cuya nominación al Oscar se da como segura.

- Sorprende que interpretara a Margaret Thatcher, una de las mujeres más odiadas de la Historia, con tanta ternura. ¿Sintió simpatía hacia su personaje?

- No. No me inspira ninguna simpatía. Es cierto que ella permanece como una de las mujeres más odiadas por su política en el Reino Unido. Fue una mujer rígida, que se mantuvo siempre firme en sus creencias. Precisamente la discrepancia que provocó en el mundo me cautivó a la hora de interpretarla. Me acerqué al personaje con muchas preguntas. ¿Quién era? ¿Hasta dónde estaba dispuesta a llegar? ¿Su capacidad para destilar veneno? ¿Qué tipo de mujer puede aguantar años y años de odio manteniendo su postura? Es, sin lugar a dudas, una mujer fascinante. Una dama a la antigua, que encontraba su fuerza en su matrimonio, en su marido, que la adoraba. Encuentro muy interesante mirar con profundidad una vida como la suya y encontrar al ser humano. He construido el personaje de dentro hacia fuera, para ella el mundo era el escenario donde tenía que interpretar el papel de primer ministra. Después, en su casa, era una mujer diferente.

- ¿Qué recuerdos tiene de los ochenta, cuando ella marcaba el escenario político internacional y usted vivía en Nueva York?

- La verdad, no seguía lo que hacía Margaret Thatcher. No me interesaba. Yo no apoyaba a Reagan, que era un presidente conservador. Yo era una actriz de izquierdas y en Estados Unidos esa línea no se cruza. La Thatcher, desde la distancia, me parecía de otra especie, otra clase de persona con su pelo de burbuja y la ropa equivocada. Era objeto de bromas ridículas en la prensa y cuando fue elegida primer ministra yo acababa de dar a luz a mi primera hija. Sin embargo, recuerdo que con mis amigos hablamos mucho sobre el hecho de que, te gustara o no que el Reino Unido fuera un país dividido por las clases sociales, antisemita, exclusivo con los géneros y con sus clubes sólo para hombres, permitiera que gobernara una mujer. ¿Cómo ocurrió? Pensábamos entonces que América seguiría sus pasos, pero han pasado treinta años y seguimos sin una presidenta.

- Ha conseguido encarnarla de manera espectacular. ¿Cuál fue el mayor reto de su interpretación?

- Si algo he aprendido de Thatcher es su capacidad para respirar. No tengo sus pulmones, pero soy una actriz preparada que ha tomado clases de drama y entiende que la mejor manera de entender un soneto es empezar por el principio. Estudiándola descubrí que su capacidad para hablar sin respirar le permitía organizar sus ideas y dominar cualquier conversación.

Un lugar en la Historia

- Margaret Thatcher asegura que es mejor pensar que sentir. ¿Se identifica con esa filosofía?

- Todo el mundo tiene algo que decir, incluso tus enemigos, incluso tu adversario. De otro modo no habría argumentos, todo el mundo pensaría igual. Es bueno que haya dos caras de una misma moneda. En Margaret había una claridad de ideas en las que muchos creían, y eso es muy importante. Ella era una mujer de otro tiempo.

- ¿Se identifica, como actriz, con la idea de ser de otra época? Vivimos hoy en la cultura de la celebridad; las actrices se apuntan al frenesí de los medios donde para tener un lugar privilegiado es necesario diversificar en otras áreas.

- ¡Vaya pregunta, ja, ja! Es realmente interesante cómo la formulas, porque yo no lo había pensado desde esa perspectiva. En nuestro negocio las jóvenes que empiezan tienen que duplicar su trabajo por necesidad. Para formar parte de esta enorme máquina es necesario hacer márketing de moda, vender otras cosas además de tus propias convicciones artísticas. La presión es brutal desde que empiezan. Y si se niegan se quedarán sin alfombra roja, sin vestidos que ponerse y sin productos que vender y entonces no habrá película. ¡Así que levanta tu coca-cola y sonríe!

- Ser actriz se ha convertido en una profesión diferente.

- Absolutamente. Es raro. Ahora cuando veo una película me doy cuenta de todas las cosas que me venden, todo eso me distrae.

- Dijo en una ocasión que una de las cosas que destacaría de sus personajes es la relación que establece con ellos. ¿Siente la necesidad de defender a Thatcher?

- Dije aquello cuando hablaba de 'Kramer contra Kramer'. Mi personaje era la villana y yo no lo veía así. En cuanto a Thatcher, ella se ha ganado su lugar en la Historia, hay que ser justos.

- ¿Con 16 nominaciones a los Oscar y dos estatuillas, todavía le interesa ganar?

- Soy una mujer glotona y aún siento el ansia de ganar.