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Tribuna

Brindemos por el 2012. Y que pase rápido

El Gobierno español no tendrá otra que optar por el fino equilibrio necesario para reducir el déficit sin ahogar la economía

JORDI FABREGAT
DIRECTOR DEL MÁSTER DE FINANZAS DE ESADEActualizado:

Es tradición decir a las madres que van de parto que sea una hora corta. Algunas de las felicitaciones navideñas en las que nos desean buenas fiestas al hacer referencia al nuevo año piden lo mismo. Que sea lo mas corto posible. Un amigo incluso me dice que al no ser bisiesto sufriremos un día menos. No parece haber la menor duda de que para España las variables macroeconómicas van a ser peores que las de 2011. Sin embargo yo tengo la esperanza, dígame iluso paciente lector, de que vamos a poner las medidas necesarias para que podamos volver al crecimiento lo antes posible.

En efecto, el crecimiento del PIB de 2011 se quedará alrededor del 0.5% pero para el año próximo todos los analistas auguran una recesión más o menos dura y un decrecimiento del PIB que puede estar alrededor del medio punto. En estas condiciones no cabe mejora en el paro, nuestro principal problema, ni en la situación del sistema financiero que verá subir la mora y disminuir las oportunidades de conceder créditos solventes. Sí es previsible un escenario de descenso de la inflación hacia el 2,5%. Asimismo el déficit público, que en 2011 tendremos cerca del 7%, deberá disminuir al 4,4% en 2012 para acabar en el 3% en 2013. Parece muy difícil y por supuesto requiere mayores ajustes que los 16.500 millones anunciados en el discurso de investidura.

La situación en la zona euro y la Unión Europea no ayudarán. La recesión que vemos inevitable en España también afectará a otros países y se teme que pueda afectar al conjunto de la eurozona. La cumbre de diciembre parece haberse cerrado en falso. El portazo del Reino Unido puede traer consecuencias jurídicas insospechadas. No es tan fácil que un subgrupo de la Unión, quizás 26 países de 27, tenga el derecho a utilizar como propias instituciones comunitarias como el Consejo o la Comisión. Los acuerdos adoptados referentes a la aportación al FMI de 200.000 millones no se han cumplido y ya se habla de rebajarlo a 150.000. No olvidemos que la jugada de prestar al FMI para que él nos preste a nosotros es para conseguir que otros países, emergentes y Estados Unidos, se añadan. No lo tenemos fácil porque no olvidemos que en 2008 los países emergentes invirtieron en bancos y compañías americanas y salieron escaldados. La noticia positiva ha sido la decisión del Banco Central Europeo de conceder barra libre de liquidez al 1% a los bancos europeos alargando el plazo a tres años. Y no solo eso sino que también admitirá como garantía préstamos de créditos PYME e hipotecarios que estén al corriente de pago. Es decir que casi con cualquier colateral se podrá pedir dinero al BCE. Y en la primera subasta ya han pedido 500.000 millones. Pero no soñemos con que esta liquidez acabe en las empresas, ya que las entidades financieras las utilizarán para mejorar sus balances y volver a recomprar deuda pública. Observe que es una manera indirecta de apoyar a los Gobiernos en su difícil tarea de emitir deuda pública de forma indirecta.

El Gobierno español no tendrá otra que optar por el fino equilibrio necesario para reducir el déficit sin ahogar la economía. En un país en recesión aplicar congelaciones de salario y despido de funcionarios, junto al cierre de las empresas privadas que no pueden soportar pérdidas o la morosidad de sus clientes, es garantía de frenar el consumo y por lo tanto dificultar el crecimiento. Pero no hay otro remedio. Tenemos que empezar por disminuir el déficit simplemente porque no tenemos quien nos lo financie. Usted ya puede desear gastar 104 si gana 100, pero necesita de alguien que confíe en usted y le deje los 4. Habrá recortes y subidas de impuestos, necesariamente el IVA, y también ya vemos los primeros pasos para introducir el copago. Lo que hay que exigir es que sea en función del nivel de renta, ya sea en sanidad o en educación. La implementación no debe ser sencilla pero intentemos que los esfuerzos económicos se repartan con la mayor justicia posible. Respecto a la creación de empleo, especialmente el juvenil donde tenemos un vergonzoso 40% de paro, hay que buscar todas las fórmulas que se nos ocurran para conseguir que los empresarios pierdan el miedo a contratar. Esperemos que haya acuerdo entre patronal y sindicatos y si no lo hay que el Gobierno legisle que es lo que toca. Es básico que las decisiones se tomen lo más cerca posible de las empresas y no en convenios que están en la nube, que ahora está tan de moda. La reforma del sistema financiero no sé si requerirá un banco malo, con la problemática clave de la valoración de los activos, pero probablemente tendremos más fusiones. Las entidades resultantes serán más grandes y más capitalizadas, pero el camino para llegar al final será duro. Pero hemos de tomar las decisiones que permitan tener las condiciones económicas que faciliten el crecimiento de la economía, única vía para reducir el paro y poder atender los compromisos de nuestra deuda pública y también privada, en especial de las entidades financieras. En definitiva, sufrido lector, que tenga un buen año 2012.