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Rendidos a los reyes magos Messi y Xavi

«Es el mejor del mundo», dice Busquets sobre el argentino, centro de las quejas que surgieron en Pamplona por su participación en la Copa

C. REINO
BARCELONA.Actualizado:

El Palacio de Congresos de Zurich acogerá el lunes que viene la gala de entrega del Balón de Oro, el trofeo que distingue al mejor jugador del año. Dos jugadores azulgranas, Messi y Xavi, además del madridista Cristian Ronaldo, optan a un galardón que el de Rosario se ha adjudicado en las dos últimas ediciones. Hasta la fecha no ha trascendido, como ha ocurrido otros años con filtraciones en la prensa italiana, quién será investido como el rey del fútbol, aunque en el mundo del balón parece que hay unanimidad a favor del argentino.

Para Busquets, compañero de Xavi y Messi, tampoco hay duda: «Messi es el mejor del mundo», dijo ayer. En Pamplona y en Barcelona aún resonaban los ecos de la memorable actuación de la Pulga el miércoles en la Copa del Rey. Jugó media hora, hizo dos goles y pudo haber hecho otros dos. Y eso que estaba griposo y con dolor de tripa. A media mañana el club le dio la baja y media hora antes del inicio del partido emitió un comunicado para informar de que había mejorado su estado de salud y que entraba en la convocatoria. Y luego hizo un gran partido al que solo le puso pegas el entrenador de Osasuna, José Luis Mendilibar, que se quejó de que el Barça hubiera «mareado» a su equipo. «Nos habían dicho que cambiaban el césped y Messi no jugaba, mareando a todo Dios. Todo muy raro, pero qué se le va a hacer», dijo Mendilibar.

Pero a juicio de Busquets, no hay secreto posible. Simplemente «es el mejor». «Ha venido de vacaciones, ha entrenado dos o tres veces y aparte de ser buen jugador es un portento físicamente y está bien todo el año», afirmó el centrocampista catalán.

Frente a Osasuna, Xavi y Messi ejercieron de Reyes Magos dos días antes. Messi resolvió la eliminatoria y el de Terrassa regaló la friolera de tres asistencias. Dos a Cesc y otra a Messi. El argentino es el preferido por el mundo del fútbol para ganar el Balón de Oro, pero en 'Can Barça' quieren que lo gane Xavi. Messi ya se ha impuesto dos veces, nadie sabe dónde está su límite y cuántas veces levantará trofeos, mientras que Xavi, a la chita callando y más alejado de los focos, siempre está ahí. Tiene dos balones de bronce, en breve cumplirá 32 años y está ante su gran oportunidad.

En el entorno del Barcelona, a Xavi le quieren como al que más. Y eso quedó demostrado en el entrenamiento que los azulgrana realizaron ayer en el Miniestadi, al que acudieron casi 13.000 niños (las entradas estaban agotadas), ávidos de ver a sus héroes de cerca. «Nunca había visto el Mini tan lleno; es una pasada», dijo Cesc Fábregas, uno de los 24 jugadores (19 del primer equipo y 5 del Barça B) que participaron en la convocatoria. «Nunca había vivido algo así, es una experiencia muy bonita», señaló Alexis, quien, al igual que el resto de sus compañeros se mostró muy cercano con los aficionados, firmando autógrafos sin parar y accediendo continuamente a hacerse fotos con los fans.

Tras hacer las delicias de los más pequeños, los jugadores del Barça, que ni venían de Oriente ni llegaban con un lazo, se convirtieron en el mejor regalo para los niños enfermos ingresados en distintos hospitales de Barcelona. Si en la noche del miércoles la plantilla hizo felices a sus seguidores con la goleada ante Osasuna, en la víspera de Reyes arrancaron las sonrisas de los pequeños que, por desgracia, pasan las navidades hospitalizados.

Como ya es tradición desde hace años, los jugadores, técnicos y directivos 'culés' se repartieron para dirigirse a varios hospitales de Barcelona y visitar e ilusionar a los niños enfermos. Los más afortunados fueron los ingresados en el Hospital del Mar, ya que en su comitiva figuraba el ídolo de los niños, Leo Messi, acompañado de Pinto, quienes obsequiaron con fotografías, balones y autógrafos a los pequeños, aunque también a los padres e incluso a los médicos. Xavi, el otro rey mago azulgrana, acudió al Trias i Pujol. Iniesta, Cesc y Sergio Busquets arrancaron las sonrisas de los peques en el Sant Pau.