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Charles Bukowski (1920-1994). / RC
LITERATURA

Bukowski en sus antípodas

'Ausencia del héroe' reúne los relatos y ensayos de Charles Bukowski inéditos en español

MIGUEL LORENCI
MADRID Actualizado:

No solo fue exabruptos, alcohol y sexo. Mucho antes de convertirse en paradigma de la incorrección política, Charles Bukowski (1920-1994) trató de abrirse paso en la jungla literaria por derroteros más formales y convencionales. 'Anagrama', que descubrió al lector español a este genial y legendario bebedor, cualquier cosa menos santo, rescata ahora los escritos de Bukowski antes de Bukowski. Reúne en un volumen 'Ausencia del héroe', los relatos y ensayos inéditos en español que el iconoclasta narrador norteamericano publicó entre 1946 y 1992.

El mismo Bukowski que se consagró como el narrador de las vidas rotas por el alcohol y las drogas, el apóstol del sexo explícito, el gurú del realismo de estercolero, mucho menos atildado de que el Carver y compañía, antes de ser un palabrotero redomado se comportó como un fino intelectual, astuto y excéntrico, bien dotado para la crítica literaria y el análisis.

Un ser pacifico y hasta educado que no hacía presagiar la bestia obscena que acabaría siendo. Una fiera mediática e indecente, capaz de emborracharse ante millones de espectadores en la tele y dueño de la lengua más sucia y viperina da la literatura estadounidense en la segunda mitad del siglo XX.

El Bukowski que desvelan estos inéditos es toda una sorpresa. Evidencian una delicada sensibilidad que condena con rigor la violencia y los abusos en la infancia. Un pacifista que desaprueba el maltrato animal y los toros, como escribió en el relato '`Ah, liberación, libertad, lirios en la luna!'. "Igual las corridas de toros no son precisamente correctas", dijo el mismo y bravucón Bukowski autor de 'Peleando a la contra' o 'Shakespeare nunca lo hizo', y de la delicada y casi secreta poesía de 'La gente parece flores al fin', publicada aquí por Visor.

Comedido

Nada que ver con el descarnado e inclemente Bukowski de la 'Máquina de follar' o 'Lo que más me gusta es rascarme los sobacos'. Este 'protobuowski' reflexivo y comedido está en algunos textos las antípodas del que nos descubrió Jorge Herralde a finales de los setenta. Todo un fenómeno contracultural que afianzó la aventura editorial de Herralde con 'Anagrama' y un referente para la generación que descubría al tiempo el sexo, las drogas y el rock mientras leían 'Factótum', 'Mujeres', 'Pulp', 'Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones' o 'Escritos de un viejo indecente'.

Aquellos fumetas melenudos que disfrutaron del lenguaje soez y las crudas hiostorias del Bukowski más salvaje, hoy integrados y quizá encorbaados, pueden descubrir a otro Bukowski, políticamente correcto y hasta cursi. "Paseaba y era como si llevara el sol en mi interior" es su descripción del enamoramiento en 1974 en la columna 'Escritos de un viejo indecente'. Estos escritos anticipan muchas de las situaciones, escenas y prsonajes que luego retomaría en relatos de corte más acerado, según apunta su traductor, Eduardo Iriarte, que los aprecia como un excepcional espejo que refleja la evolución estilística e ideológica del narrador.

Paradójicaente venos a un Bukowski profundo, analítico y comprometido, nada rebelde ni irreverente, que no se queda en la espuma de los asuntos y que, al contrario que e 'Factótum' va a lo esencial. Demuestra cómo, al contrario de sus muchos imitadores, era un Jano con un rostro alternativo menos brutal y salvaje. En algunos relatos aparece el germen de su alter-ego, Henry (Hank) Chinaski. El protagonista de '80 aviones no te dejan fuera de toda sospecha'es un tal Hank y el, de 'La razón detrás de la razón', es un hombre apellidado Chelaski.

En cuentos como 'La historia del violador' (1952) y '`Ah, liberación, libertad, lirios en la luna!' ofrece claves autobiográficos que aclaran la personalidad de un narrador que condena los abusos infantiles y ofrece su perfil más tierno y sensible. Sabemos de los abusos y palizas infligidos por su padre en la infancia, un amargo y doloroso episodio colmado de violencia y alcohol que refiere en muchospasajes de su obra. David Stephen Calonne recuerda en el prólogo que la historia del violador se publicó en 1952, tres años antes que la 'Lolita' de Nabokov.

El protagonista es acusado de violar a una niña, y a pesar de algunas descripciones sexualmente explícitas, condena sin ambages un comportamiento execrable. También es palmaria la condena del maltrato infantil con frases como "¿Se te ocurre algún otro grupo con menos derechos que los niños? Se los maltrata, se los escolariza, se los deja a un lado (...) Mientras exiges libertades, lo esclavizas todo (...) `Maldito cerdo fascista!".

En el cuento 'Es difícil vender la paz, tío', desvela su afán pacifista y condena unas guerras inevitables que forman parte de nuestra carga genética. Hay una inusitada actitud de sinceridad que destaca Calonne y que se evidencia también en 'Paz y amor contracultural'. "Es hora de milagros mayores y mejores y de hablar de ellos, de ver cómo hemos andado errados durante tanto tiempo..., esto es un comienzo, no una súplica. La paz no suplica nada salvo cumplirse" plantea un Buwkoski antibelicista convencido de que es hora de pisar el freno atómico.

Prolífico

Bukowski fue un escritor prolífico que firmó medio centenar de libros -sesi novelas- y un sinfín de artículos y colaboraciones que jamás recopiló y que aparecieron en publicaciones menores. Las ha rescatado David Stephen Calone, estudioso que firma la introducción de este libro de más de 300 páginas que apareció en 2010 en un sello contarcultural por excelencia, el del la mítica librería City Lighs de San Francisco.

Fue la casa grande de los 'beats' con los que Bukoswki mantuvo una tensa distancia. Nada gregario, poco amigo de Ginsberg, Burroughs o Kerouac, su estilo fragmentarioy con frases cortas y constantes referencias le fisiología le acerca al generación anterior a los jipis.

Pero no todo es melaza en el autor de 'Hijo de Satanás' y la sexualidad que rezuma su obra posterior aparece también en los relatos, aunque a través de un ser desorientado e inseguro que busca el amor y que acusa aun complejos de adolescencia, desde el acné a su proverbial timidez, la necesidad de ser querido que manifestas en 'Amor, amor, amor'. "Se desnudaba para mostrar su vulnerabilidad, sus heridas, en un intento de recuperar por medio del amor lo que perdió en la infancia", apunta Calonne en el prólogo.