Por una mejor inversión de la UE en las regiones
El enfoque que proponemos sobre las futuras financiaciones de cohesión significará fijar objetivos para cada territorio, que reflejen los retos del momento
COMISARIO DE EMPLEO, ASUNTOS SOCIALES E INCLUSIÓNCOMISARIO DE POLÍTICA REGIONALActualizado:En la pasada década la política de cohesión de la UE constituyó un importante vector de cambio, al haber creado más de un millón de puestos de trabajo, invertido en formación para mejorar las capacidades de unos diez millones de personas y cofinanciado la construcción de unos 2.000 Km. de autopistas y 4.000 Km. de ferrocarriles. Solo en España, entre 2007 y 2013, se están invirtiendo 35.000 millones de euros en gasto social o regional en una amplia gama de programas con beneficios tangibles para todos los ciudadanos. Un ejemplo de financiación de los Fondos Europeos de Desarrollo Regional (Feder) es el proyecto Jeremie, gracias al cual cientos de empresarios de Andalucía crearon 5.500 empleos desde 2007 con la ayuda de más de 164 millones de euros de la Comisión Europea.
Cuando nos preparamos para la próxima generación de programas financiados por la UE, que comenzarán en 2014, Europa se encuentra en una encrucijada a la hora de redefinir los fines y objetivos de la política de cohesión -sus inversiones en sus regiones y sus poblaciones. Nuestros objetivos para el futuro -tal como se establecen en la propuesta de la Comisión de la semana pasadas- son incrementar el impacto de nuestras inversiones, al proponer un nuevo enfoque. Proseguiremos nuestro propósito de tratar a Europa en su conjunto y reducir las desigualdades entre las zonas urbanas y las rurales, entre las regiones pobladas y aquellas con bajo índice de población, así como en las regiones geográficamente alejadas. Por esta razón nuestra inversión en competitividad y empleo -en las personas, en su formación, sus oportunidades y en la infraestructura para mejorar su calidad de vida- está en la base de la Estrategia Europa 2020 de la UE, estrategia que es nuestra vía de salida a la actual crisis.
El enfoque que proponemos sobre las futuras inversiones de cohesión significará fijar objetivos para cada región, que reflejen los retos del momento: impulsar el empleo, mejorar los niveles educativos y modernizar los servicios sociales, así como invertir en infraestructuras transfronterizas, eficiencia energética, tecnología e innovación. Son objetivos ambiciosos, pero también realistas en una situación económica difícil. Por ello, la Comisión Europea insistió en su propuesta de próximo presupuesto de la UE de junio pasado en que es esencial garantizar la financiación, proponiendo un total de 376 000 millones de euros para la financiación de la cohesión durante los próximos siete años. Para hacer realidad el crecimiento sostenible y el empleo es preciso un presupuesto adaptado a esos objetivos. Asegurada la financiación, confiamos en poder hacer nuestro trabajo y hacerlo correctamente. Es evidente que resulta más importante que nunca utilizar los fondos estructurales de una manera inteligente puesto que los gobiernos de toda Europa se ven obligados a recortar el gasto público. Por esta razón, debemos colaborar estrechamente con nuestro socios regionales sobre el terreno en España, y en todos los Estados miembros y en todas las regiones, para que la política de cohesión sea más eficaz todavía, a la hora tanto de alcanzar resultados concretos, como de garantizar el valor añadido del dinero de los contribuyentes.
Con 23 millones de personas a la busca de empleo en la UE y más 113 millones, según las estimaciones, expuestas al riesgo de pobreza o exclusión, tenemos que invertir en formación, educación, espíritu emprendedor y apoyo a los solicitantes de empleo. Con este fin hemos propuesto que un mínimo del 25% de la financiación global proceda del Fondo Social Europeo. En nuestra opinión, una parte debería destinarse a la creación de oportunidades para las personas procedentes de entornos desfavorecidos y a la reducción de la pobreza.
Debemos gastar sabia y eficazmente, aplicando una política que beneficie a todas las regiones y todos los ciudadanos. Además, tenemos que añadir visibilidad a lo que ya estén realizando las autoridades nacionales y regionales, concentrándonos en menos áreas prioritarias y haciendo mayor hincapié en los resultados. Por encima de todo, nuestra meta es simplificar y hacer más efectiva la política regional, reduciendo los trámites administrativos.
Deseamos llevar la simplificación a un nivel diferente, por ejemplo, armonizando las normas y utilizando opciones de costes menos complejas allí donde sea posible. Para que nuestros futuros programas puedan mantener el rumbo y alcanzar resultados genuinos y visibles, proponemos asimismo firmar contratos de asociación con cada Estado miembro, en los que se establezca una estrategia de inversión clara y se concentre la inversión en un número limitado de áreas. También pretendemos un acuerdo claro sobre las condiciones que deben cumplirse antes de que se ponga a disposición el dinero de la UE, entre las que figuran alcanzar determinadas reformas o puntos de referencia.
Nuestra propuesta de fondos de la UE para después de 2013 preparará a todas las regiones europeas para la economía global en constante evolución en laque vivimos y se adaptará a las necesidades de cada región con una fuerte dimensión social. Queremos simplemente hacer las mejores inversiones posibles en toda Europa, inversiones que supondrán prosperidad, seguridad y un futuro más prometedor para todas las regiones. Puesto que nadie tiene la garantía de una riqueza permanente, se necesita más que nunca una inversión inteligente en todo el territorio de la UE.