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literatura y cine

Las máscaras de Holmes

En 2012 se cumplen 125 años de su nacimiento en 'Estudio en Escarlata'

PILAR MANZANARES
MADRIDActualizado:

"Pienso en matar a Sherlock Holmes y ponerle fin de una vez por todas. Me distrae de cosas mejores". Cuando en noviembre de 1891 el escritor sir Arthur Conan Doyle hacía cómplice a su madre del asesinato que tramaba -y que aparece en 'El problema final'- no se imaginaba que iba a tener que resucitarle poco tiempo después, menos aún que iba a ser justamente su personaje más odiado el que le iba a hacer entrar con letras de oro en la Historia de la Literatura Universal -sin que esto sirva para menosprciar sus exquisitas novelas históricas-.

Fue 'Estudio en Escarlata', historia en la que aparece por vez primera y de la que se cumplen 125 años en 2012, la que prendió la mecha y llamó la atención de un editor, J. B. Lippincot, que consiguió durante uno de sus viajes a Londres cenar con Conan Doyle y con Oscar Wilde para encargarles un par de obras. El primero escribió 'El signo de los cuatro' y el segundo, 'El retrato de Dorian Grey'. Todo un banquete que tiempo después ha alimentado al cine, la televisión, el teatro e, incluso, a la industria discográfica.

Tanto es así que la imagen de Sherlock Holmes más popular tiene su reflejo no en las novelas, sino en el cine y en el teatro, donde el director y actor William Gillette incorporó a su vestuario la famosa gorra de cazador, fruto de la imaginación del ilustrador del 'Strand Magazine' -la revista donde originalmente se publicaron las historias-. Lo que es menos conocido es que el famoso detective estaba basado en un doctor y profesor universitario llamado Joseph Bell, en el que Conan Doyle se fijó cuando estudiaba Medicina. "Era un individuo flaco, de largas manos blancas y diestras, y una mirada algo burlona, cuyas deducciones sorprendían a los pacientes", según le describe el escritor John Dickson Carr. También Irving Wallace le presentó como "el verdadero Sherlock Holmes".

Holmes se ha convertido en uno de los personajes más llevados al cine, pero la primera vez que se le pudo ver en una filmación fue en 'Sherlock Holmes Baffled' (1903), una especie de 'anuncio' creado por la American Mutoscope and Biograph Company en el que se enfrenta a un ladrón que aparece y desaparece. A esa época del cine mudo pertenece la curiosa 'Sherlock Holmes and the Great Murder Mystery', una adaptación de 'Los asesinatos de la calle Morgue' de Poe donde se decidió sustituir a C. Auguste Dupin por el detective de Conan Doyle. No podemos tampoco olvidar la gran interpretación de John Barrymore en 'Sherlock Holmes' ni la interesante 'El moderno Sherlock Holmes', donde Buster Keaton encarna a un proyeccionista de cine que sueña con ser un detective.

Odiado

Rarezas aparte y alrededor de un centenar de filmes más tarde, ya en 1929, Holmes pudo por fin hablar por boca del actor Clive Brook y puso de moda su más famosa frase, que por cierto no aparece en ninguna de sus novelas: "Elemental, querido Watson" ('El regreso de Sherlock Holmes').

Después, grandes y clásicos villanos han servido muy bien a la causa. De hecho, uno de los más populares Sherlock Holmes fue el sudafricano Basil Rathbone, quien tras 15 largometrajes acabó también aborreciendo al personaje. Dejó de interpretarlo para el cine tras 'Vestida para matar' (1946). Tomó entonces el testigo Peter Cushing en 'El sabueso de los Baskerville', la novela que obligó a Conan Doyle a resucitar a Sherlock Holmes. Si bien la situó antes de que él muriese, para evitarse problemas narrativos, lo cierto es que la que es su mejor historia detectivesca nació sin tener en cuenta al genio de Baker Street.

Convaleciente de una enfermedad, pasaba el escritor unos días en Norfolk con su amigo Fletcher Robinson, quien le narró la leyenda de un sabueso espectral que daría base a la historia acerca de una antigua familia sobre la que pesa una maldición. Con la historia creada, Conan Doyle necesitaba de un personaje que diese trabazón a todas las escenas, fue así como Holmes volvió a meterse en su vida.

Literatura aparte, Cushing interpretó al personaje muchas más veces para la televisión, pero en el cine fue su colega Christopher Lee quien se hiciera cargo del personaje en 'El collar de la muerte', sumando en su currículo haber interpretado a dos de los personajes más llevados al cine -el otro es Drácula-. Lo interesante de este filme es que por vez primera en el cine se hace un guiño a Jack el Destripador, enemigo que posteriormente aparecerá en 'Estudio de terror' y en 'Asesinato por decreto'. Si bien en las novelas no existe tal enfrentamiento, sí que existe cierta conexión con el famoso asesino de Whitechapel.

En el relato corto 'La caja de cartón' el detective desdeña la teoría de que las orejas cortadas que ha recibido una mujer sean vestigios de una sala de disección. Esta escena debió de estremecer a los londinenses de la época: "En (aquella historia) resonaba el contenido de una carta que las autoridades habían recibido hacía algunos años (.) rezaba así: 'Cuando haga mi próximo trabajo, cortaré las orejas de la dama y las enviaré a los oficiales de policía para alegrarles el día'. La nota venía firmada por Jack el destripador", cuenta la historiadora del crimen E. J. Wagner.

Claro que tras tantos años en activo, Sherlock se ha enfrentado a todo tipo de historias, algunas extrañas, como cuando en 'Elemental, doctor Freud' acude al padre del psicoanálisis para curarse de su adición a la cocaína diluida, y otras tan divertidas como cuando finge ser pareja de Watson en 'La vida privada de Sherlock Holmes'. Así, Holmes ha ganado por la mano a aquel padre que un día le quiso matar.