El embajador de España en Filipinas, el jerezano Jorge Domecq, junto al presidente de Fedejerez, Evaristo Babé. :: JUAN CARLOS CORCHADO
Jerez

Filipinas, puerta del mercado asiático para el brandy y el jerez

El embajador español en este país apunta que la discriminación fiscal va a acabar «en breve» y destaca la potencialidad de este mercado

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Las bodegas del Marco de Jerez han vuelto a poner su mirada en Filipinas, un país bien conocido por todas, sobre todo porque es el segundo mercado en ventas para el brandy de Jerez después de España, y ante el que vuelve a reinar el optimismo gracias a la decisión de la Organización Mundial del Comercio (OCM) de poner fin a las restricciones fiscales que tanto han perjudicado los intereses de las empresas de la zona.

Las cifras que maneja el Consejo Regulador del Brandy de Jerez no engañan, y el mazazo para los intereses comerciales que supusieron los impuestos a los destilados europeos se refleja en los 7,5 millones de botellas que se vendieron el pasado año en el mercado filipino, muy lejos de los casi 15 millones que se llegaron a alcanzar hacia el año 2003, cuando todavía no había entrado en vigor la ley fiscal.

Pero todo eso puede ser en breve cosa del pasado, y a nada que den los pasos necesarios las bodegas de Jerez podrán asentar aún más su liderazgo entre las bebidas de importación en el país asiático.

Ése fue precisamente el mensaje que ha querido lanzar en su reciente visita a la ciudad el embajador español en Filipinas, Jorge Domecq, nacido en la ciudad y que no es ni mucho menos ajeno al mundo del vino y el brandy. No en vano, el diplomático que a principios de año se hizo cargo de este nuevo destino es el hijo mejor del recordado bodeguero José Ignacio Domecq González, apodado la Nariz por su prodigioso olfato y conocimiento de los vinos de la Denominación de Origen, un talento que muchos dicen que él ha heredado.

Tal vez por ese apego a la tierra, o porque las perspectivas para los productos del Marco otean ya un mejorado horizonte en su país de residencia, Domecq aprovechó su visita a la ciudad para mantener un encuentro con la junta directiva de Fedejerez, la patronal bodeguera, a la que ahuyentó temores al afirmar que el espinoso asunto de la fiscalidad del brandy «se va a resolver en breve».

Según el embajador, el panel abierto en la OCM establece un plazo máximo de un año y medio para que Filipinas recurra, espere una decisión que «no creo que vaya ya a cambiar el fondo de la cuestión» y modifique la legislación. Y eso como máximo, porque todo se puede precipitar más si se cumplen los pronósticos que el diplomático ha podido atisbar en reuniones como los diálogos de alto nivel que la Unión Europea ha celebrado con Filipinas hace escasas semanas, y donde ya se habla de que el gobierno filipino va a acometer «una reforma fiscal para modificar los impuestos sobre el tabaco y las bebidas alcohólicas, un cambio legislativo mediante el que ya puede quedar resuelto este tema».

Domecq insistió en que «es muy probable que esto ocurra porque el gobierno filipino quiere ahora cambiar las tasas sobre el tabaco y las bebidas destiladas, y en esa reforma se pondrá fin a la discriminación entre el brandy y los espirituosos locales hechos con caña de azúcar y melazas».

Y para las bodegas que quieran reforzar su apuesta por Filipinas, el embajador fue claro en sus recomendaciones. «Deben concentrarse en el brandy de gama alta. Ése va a ser el negocio a largo plazo en Filipinas, un país que tiene actualmente 101 millones de habitantes y que al crecimiento demográfico actual en este siglo será el noveno país mas poblado de mundo». Tal como recordó, en el informe de Nacional Unidas se apunta que Filipinas tendrá al final de este siglo 178 millones de habitantes.

Tampoco hay malas perspectivas para el vino, ya que «aunque es menos conocido hay muchos exportadores». Como explica Domecq, «no hay que olvidar que Filipinas fue colonia española durante más de 350 años, y todo lo que es vino español en general empieza a introducirse de nuevo, sobre todo los de una cierta calidad». Así, aunque ahora son muy competitivos los vinos neozelandeses, australianos e incluso chilenos, se ve «un creciente interés hacia los caldos españoles de alta gama».

En opinión del jerezano, las empresas del Marco deben tener en cuenta que este país «debe ser la piedra de proyección española en todo lo que es el sudeste asiático y el continente en general».

En palabras de Domecq, «esta zona tiene sin duda unas perspectivas económicas muy buenas». De hecho, puso de relieve que Filipinas tiene dos ventajas importantes: «Es una democracia, lo que es un plus. China todavía tiene que resolver ciertos problemas sociales y políticos que más adelante pueden hacer que el crecimiento económico no sea tan exponencial, no sea el que es ahora. Por contra, en Filipinas hubo el año pasado casi un 8% de crecimiento, y este año estaremos en torno al 4% con el enfriamiento del PIB. Es una economía en expansión».

Sin duda, como profetiza el propio Domecq, «tanto para el brandy como para el vino de Jerez puede ser un mercado a futuro».