ANUARIO 2011 | CULTURA

Antonio López, lo mejor de un año excepcional

Con 130.000 visitas en Bilbao y 320.000 en Madrid, la retrospectiva del pintor manchego marca récords en el museo vizcaíno de Bellas Artes y en el Thyssen

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Antonio López García (Tomelloso, 1936) ha hecho historia en un año excepcional para el arte. Con un curso brillantísimo jalonado con exposiciones más que memorables, -Hermitage en en Prado, Serra-Brancusi en el Guggenheim o Miró en su Fundación- la que revisó la obra del gran maestro del realismo marcó el gran hito de la temporada. En Madrid y Bilbao sumará una extraordinaria acogida cercana al medio millón de visitantes. Los números confirman así la predilección del gran público por la pintura del genial artista manchego, que estableció récords tanto en el museo de Bellas Artes de Bilbao. Madrid como en el Thyssen-Bornemisza.

Con 318.169 visitas y una media diaria de casi 4.000 personas, la retrospectiva de Antonio López es la exposición temporal más vista en la historia del Thyssen. Habrá que sumar las visitas que se contabilicen hasta el 22 de enero en el museo de Bellas Artes de Bilbao, que a 10 de octubre había contabilizado 127.000 personas. El museo bilbaíno superará con seguridad el récord para una muestra temporal -está a 7.500 visitas de las 135.000 visitas a los murales de Sorolla- y cerrará su mejor año, con una asistencia superior a las 250.000 personas. El mejor fue 2008, el de la muestra de Sorolla, cerrado con 223.000 visitas.

La muestra temporal más visitada de la historia del Thyssen superó con creces la afluencia que tuvieron las de Paul Gauguin y Vincent Van Gogh. La pintura de Gauguin atrajo casi 280.000 personas entre septiembre de 2004 y enero de 2005 y la de Van Gogh cerca de 240.000 entre junio y septiembre 2007

La histórica retrospectiva de Antonio López se abrió en el Thyssen el 28 de junio y forzó al museo a ampliar su horario habitual hasta su clausura el 25 de septiembre. El magistral artista manchego 'pilotó' un viaje autobiográfico de la Grecia que evocan sus últimas esculturas a su Tomelloso natal, con escala en la Gran Vía madrileña a través de sus visiones inacabadas de esta avenida centenaria, unos óleos que por primera vez salieron de su estudio. Un periplo a través de 130 obras que recorren toda la trayectoria de este mago de la figuración con piezas de todas sus épocas y abundancia de inéditos.

De cuerpo entero

"No hay trampa ni cartón. En esta exposición están mis aciertos y mis errores, los momentos lúcidos y los mal resueltos desde mis 17 años hasta hoy. Estoy de cuerpo entero, tal como soy, y con obra aún en proceso", resumía el propio pintor al presentar su trabajo. Es un artista único que suma un eslabón más a la cadena que une su pintura con la de Goya o Velázquez. "Aquí está mi vida, con lo mejor y lo peor" aseguraba López en su esperado reencuentro con el público de casa, casi 20 años después de su última exposición en España, en el Reina Sofía. "Hay que dar la cara de vez en cuando y aquí estamos", dijo orgulloso de ser el tercer pintor que exponía en vida en el Thyssen, tras Richard Estes y Avigdor Arikha

Solo faltaron en la muestra las esculturas de los reyes que no quiso ceder el Patio Herreriano de Valladolid y el retrato de la Familia Real en grupo en el que López trabaja desde hace años y que ha pasado a ser "un hermoso problema, y quizá la obra más importante de mi vida".

Los comisarios, su hija María y Guillermo Solana, director del Thyssen, recorrieron toda la trayectoria creativa de López a través de piezas como el bronce 'Hombre tumbado'; algunas copias de escayola de cabeza clásica griega realizadas hace nada; sus visiones de Madrid desde los cuatro puntos cardinales; la maqueta de su descomunal 'Eva de Coslada' -más de cinco metros de altura-; las cabezas de sus nietos en bronce, yeso barro o vidrio; su único autorretrato escultórico en madera pintada y junto a su esposa 'Mari', o las obras que en las décadas de los cincuenta y o sesenta marcaron el inicio de prodigioso y personal camino que lo codujo a la cumbre de la figuración.