No podemos perder tiempo

P ese a que el Ayuntamiento lo niega sistemáticamente, Cádiz capital está perdiendo una media de tres habitantes cada día. Desde el año 1993 en el que Cádiz superó los 155.000 moradores hasta el 1 de enero de 2.011 en el que, según el I.N.E., su población bajó de las 125.000 personas, han abandonado la ciudad más de 30.000 de sus vecinos. La última estadística publicada hace unos días por el Consejo de Ministros refleja una pérdida de casi 1.000 habitantes respecto al año anterior, y ya, con éste, suman 17 años seguidos perdiendo población la ciudad. El Ayuntamiento, en vez de esconder la cabeza o montar costosas campañas publicitarias para negar lo evidente, bien podría con humildad, aceptando su parte de culpa, concentrar sus bríos en revertir esta tendencia, aunando, liderando y consensuando el esfuerzo de toda la ciudad. Ahora, a esta localidad, en sintonía política con el gobierno de la Nación, se le presenta una clara oportunidad de relanzamiento, siempre que cuente con el adecuado apoyo económico. Ya el propio Rajoy en el discurso de investidura dio a entender ese auxilio.

La principal causa que origina ese éxodo es la falta de empleo y oportunidades en la capital. Para ello, una de las posibles medidas a tomar por el Consistorio podría ser una gestión austera del gasto eliminando el déficit municipal. El impago del Ayuntamiento a los proveedores locales está provocando que las empresas gaditanas afectadas, sin capacidad de financiarse, cierren o despidan a parte de plantilla o no contraten a más trabajadores. Las deudas y la falta de confianza en el Ayuntamiento han provocado que una campaña de fomento del comercio navideño, para promover la actividad económica de la ciudad, se haya truncado. La empresa adjudicataria de ese concurso público, Cadigrafía Publicidad y Comunicación, no ha querido firmar el contrato pues todavía le debían el importe de la campaña del año anterior. El abono realizado estos días por el Consistorio a unas 260 medianas y pequeñas empresas de 10,4 millones de euros, con cargo a créditos del I.C.O. (al 6 % de interés anual), de facturas anteriores a noviembre de 2.010, aliviará un poco a esos empresarios, pero aumentará la carga financiera. Empecemos a reducir los gastos superfluos cuanto antes.