Abuelo, ¿por qué vinieron los Reyes?
Actualizado: GuardarEsta pregunta me la hizo mi nieto dentro de un contexto muy entrañable; era la noche de Nochebuena, los abuelos recibíamos a los seres más queridos para compartir la tradicional cena de Navidad; junto a la mesa habíamos instalado un 'Nacimiento', sencillo pero con todas las figuras de los protagonistas esenciales; en la sobremesa uno de mis nietos más pequeños se acercó a él con gesto contemplativo, me acerqué y al percatarse de mi proximidad me sometió a un amplio interrogatorio. Uno de los encantos de los nietos radica en esa desbordante curiosidad que intentan resolver planteando decenas de preguntas, a las cuales debemos corresponder con veracidad y objetividad. El diálogo que mantuvimos fue muy emotivo; mi nieto, tras un largo examen al contenido general del Nacimiento, centró su atención en tres imágenes concretas: el Niño Jesús, los Reyes y las características de la cueva, sus preguntas más inmediatas fueron: ¿por qué nació ese niño en una cueva?, ¿por qué vinieron los Reyes? Está claro que en el esquema infantil de mi nieto no encajaba muy bien la pobreza de la cueva con la opulencia de los Reyes, creo sinceramente que cumplí holgadamente con mi misión de catequista. Considero que esta última pregunta de mi nieto me invita a exponer una breve reflexión en torno a estos personajes que tanto protagonismo adquieren en estas fiestas de Navidad.
Corría el año 715 a.C., aproximadamente, cuando un profeta llamado Miqueas anunciaba a sus contemporáneos: 'Más tú, Belén Efratá, aunque eres la menor entre las familias de Judá, de ti me ha de salir aquel que ha de dominar en Israel, y cuyos orígenes son de antigüedad, desde los días de antaño' (5.1). Este profeta proclamaba así la misión mesiánica de Jesús. Los asesores de Herodes utilizaron este texto para orientar a nuestros Reyes Magos. Años después en torno al año 530 a.C., otro profeta conocido como Isaías anunciaba: 'Caminarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu alborada. Todos ellos de Savá vienen portadores de oro e incienso y proclamando alabanzas a Yahvé'(60,3-6).
Los evangelistas interpretan estos textos y los actualizan: 'Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel'(Ma.2,6). '¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David y de Belén, el pueblo de donde era David?'(Ju. 7,42).
Nuestros Reyes Magos intervienen en el curso de la Historia para dar cumplimiento a lo anunciado por la Escritura; sin embargo es Mateo el único evangelista que tiene una alusión a estos protagonistas y ésta es muy breve: 'Unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén'(2.1). Ninguna referencia al número de los mismos, ni a los nombres, ni a las razas, ni a sus categorías. Ha sido la tradición y los padres de la interpretación quienes contemplaron la leyenda que hoy conocemos.