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Sociedad

PESOS Y MEDIDAS

MANUEL ALCÁNTARA
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Lo prometido es Deuda Pública y nuestra capacidad para afrontar los compromisos económicos, que son los que de verdad se contraen, es limitada. En cambio, la capacidad de aguante del pueblo español es inconmesurable. Aguantamos lo que nos echen, pero si la carga excede la medida soportable, no solo los que trabajan como burros, sino los que no encuentran trabajo, acaban rebelándose. Cuando no hay pienso, nadie puede existir.

Los primeros ajustes contra la crisis auguran un infeliz año negro. Hay que dar la cara ante la situación, pero hay que tener mucha cara para anunciarla en las mismas fechas donde se nos da a conocer que Urdangarin ha reformado su palacete barcelonés con dinero público desviado a la empresa Aizoon, que comparte con la infanta Cristina. La verdad es que si nos toman por tontos no deben andar muy equivocados. Los golfos de levita o de chaqué solo marran una cosa: la fecha en la que el pueblo español les sugiera que deben irse, no ya a tomar medidas, ni tardías decisiones, sino al lugar por donde la espalda pierde su honesto nombre.

Las medidas urgentes debieron adoptarse antes, pero el tiempo no permite regresos. Es irreparable y los que Guindos llama ajustes habrá que hacerlos en plena recesión, que es a los que los demás llamamos penuria. El titular de Economía prevé más de cinco millones de parados, pero hace bastante tiempo en que todos los que hablan de «cifras inaceptables» ven que son aceptadas por los que no sabemos de economía. Mientras, seguimos hablando del sastrecillo valiente de Camps o del regreso de Simeone al Atlético de Madrid. Por cierto, que su fórmula es insuperable: recomienda a la afición rojiblanca «esperanza y tranquilidad». ¡El 'Cholo' al poder!