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Sociedad

S.O.S. Necesito un cuento

Hay historias que, además de divertir, sirven para que los pequeños puedan expresar y combatir ciertos sentimientos Relatos infantiles para ayudar a los niños a superar situaciones difíciles

PILAR MANZANARES
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«Érase una vez». Cuántas veces escuchando esa frase hemos recordado aquellos cuentos que cuando éramos pequeños nos leían nuestros padres. Pero el tiempo pasa y aquellos niños se enfrentan ahora a la tarea de elegir un buen libro para sus hijos en un mercado que ha crecido, sobre todo en madurez. Relatos como los de siempre, que derrochan imaginación y fantasía, se mezclan en las estanterías de las librerías con otros que, además, integran enseñanzas que ayudan al niño a madurar, a aprender ciertas habilidades o a superar sus temores.

El miedo es una emoción necesaria en el ser humano porque nos ayuda a salvar la vida en muchas ocasiones. Todos lo hemos padecido alguna vez como anticipación de una consecuencia negativa, pero cuando no hay motivos para sentirlo no es bueno. «En el caso de los niños pequeños, que no distinguen entre la realidad y la ficción, el miedo a veces es fruto de su imaginación y, por tanto, podemos emplear también la imaginación para combatirlo», afirma Alejandra Vallejo-Nágera, psicóloga y autora de cuentos como «Nico Matamiedos».

«Los miedos más comunes casi siempre son a la oscuridad, a lo que hay detrás de las puertas, a aquello que no ven y no tocan. Así en 'Nico Matamiedos' se abordan algunos mientras se describe no solo las sensaciones que estos producen -dolor de estómago o de cabeza, movimientos de piernas e inquietud de brazos y tronco y ganas de esconderse o ser invisible- sino posibles soluciones y una guía final con consejos sobre cómo actuar con un niño miedoso.

Inventar juegos que puedan llevarse a cabo en escenarios donde el niño padezca algún temor puede ser una ayuda muy positiva. Tanto como aquellos cuentos que desdramaticen a través del humor cualquier tipo de situación. Pero ojo, porque si bien no hay que prestar una atención desmedida cada vez que el niño diga tener miedo, sí que hay que tener en cuenta sus palabras y distinguir si ese viene producido por su imaginación o si, por el contrario, le ha sucedido algo que atente contra su seguridad: «Los niños a veces son víctimas de unas situaciones de agresión o de abuso que pueden desencadenar miedos en casa».

Casos extremos se ven en cuentos como 'La niña silencio', de Cécile Roumiguière y Benjamin Lacombe, que reflejan historias tan dramáticas como la de los pequeños que víctimas de agresiones por parte de seres queridos no hablan por temor a que les separen de ellos.

El miedo al rechazo, a no ser aceptados entre sus amigos, es otro tema que puede afectar mucho a un niño. El problema es que el manejo del sistema emocional es muy complicado, lo es para los adultos así que para ellos que tienen un cerebro en pleno desarrollo imagínense.

Por ello, aunque más o menos saben poner sensaciones a aquello que sienten, les ayuda y mucho la identificación: «A través del protagonista de un cuento ellos pueden expresarle a sus padres ciertas cosas con frases como: «Pues yo también siento esto», «a mí también me pasa» o «me duele que mis amiguitos en el colé no me hagan caso». De este modo, los niños pueden identificarse y explicarles a sus padres lo que les sucede cuando antes no sabían hacerlo o no sabían ponerle palabras», matiza Vallejo-Nágera.