Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
1 1. El Rey Juan Carlos recibe una cerrada ovación por parte de los asistentes a la inauguración de la décima legislatura. :: J. MARTÍN / EFE 2. Parlamentarios e invitados aplauden tras el discurso del Monarca en el Congreso de los Diputados. :: J. S. / AFP 3 3. El ministro del Interior, Jorge Fernández, diáloga con uno de sus antecesores en el cargo, Pérez Rubalcaba. :: J. MARTÍN / EFE 4. Alberto Ruiz-Gallardón, titular de Justicia, besa la mano de la portavoz de UPyD, Rosa Díez. :: J. MARTÍN / EFE 2 4
ESPAÑA

El Parlamento arropa al Rey

Vuelve a defender la «honradez», pero reclama que no se personalicen sus mensajes en Iñaki UrdangarinDon Juan Carlos se confiesa «emocionado» por la ovación inédita con que fue recibido

ALFONSO TORICES
MADRID.Actualizado:

El Parlamento quiso ayer que la solemne apertura de la X Legislatura fuera el marco para enviar un mensaje inequívoco de apoyo al Rey y a la Corona cuando tanto la persona como la institución atraviesan por un momento delicado, conmocionadas por el escándalo de presunta corrupción que en pocos días conducirá a la imputación penal de su yerno Iñaki Urdangarin.

La práctica totalidad de los más de 600 diputados y senadores elegidos el pasado 20 de noviembre recibieron la entrada de los Reyes y los Príncipes de Asturias en el hemiciclo del Congreso puestos en pie y con una cerrada ovación que, pese a los intentos de don Juan Carlos por abreviarla, se prolongó durante más de dos minutos y se convirtió en una reacción «inédita», según la descripción del propio presidente de la cámara, Jesús Posada.

La ovación, que contagió a las autoridades e invitados de los palcos pese a que tienen prohibido exteriorizar sus sentimientos, concluyó con un «¡viva el Rey!» lanzado por un diputado popular y coreado fundamentalmente por los parlamentarios de su bancada.

Posada interpretó lo ocurrido como reflejo del «cariño y la confianza» que los diputados y senadores trasladan a don Juan Carlos y la Corona en «los momentos difíciles que está pasando» y como un respaldo al «magnifico discurso» de Nochebuena, en el que criticó, sin citarlo, el comportamiento de su yerno, predicó que la «Justicia es igual para todos» y dijo que «cualquier actuación censurable deberá ser juzgada y sancionada», al tiempo que llamó a la necesidad de un «comportamiento ejemplar» por parte de las personas con responsabilidades públicas. «Hay un apoyo general y eso es una magnífica noticia», resumió Posada.

El Rey, ya durante la recepción posterior al acto, reconoció que había sido «emocionante», pero, muy serio, añadió que también «hay que saber que eso le exige mucho a uno» como jefe del Estado. Doña Sofía confesó que la intensa ovación le provocó alguna lágrima y agradeció personalmente el respaldo a la Corona a todos los parlamentarios con los que pudo hablar. El Príncipe, muy afectado como heredero al trono por la onda expansiva del 'caso Urdangarin', admitió estar «impresionado» por un respaldo «que dice mucho» y aseguró que su respuesta y la de su padre serán «seguir trabajando mucho y en todos los sentidos» por España.

«Compromiso» de la Corona

El cierre de filas de los representantes de la soberanía popular con el Rey y la Monarquía fue el centro de la apertura de la legislatura, y no solo por la ovación. El presidente del Congreso, que habló en nombre de las Cortes, dedicó la primera parte de su discurso a ensalzar y reconocer el trabajo de la Corona, de forma especial durante «trances difíciles» como el 23-F, y a resaltar la figura de don Juan Carlos, a quien describió como «un fundamento de extraordinaria robustez para la consolidación de la sociedad democrática en España».

El Rey, consciente de las dificultades que pasa la institución, aprovechó el final del discurso para «confirmar hoy y siempre su compromiso con España» y para garantizar que la Corona estará siempre «al servicio permanente de nuestra sociedad y nuestro país».

Don Juan Carlos, que ha apartado a Urdangarin de la agenda de la Casa Real y que este miércoles, como gesto de transparencia, contará en qué gasta el dinero público que recibe de los Presupuestos, recordó a diputados y senadores que una de sus responsabilidades es «contribuir a reforzar la confianza en las instituciones» en un país indignado por los muchos casos de corrupción o despilfarro en una época de crisis con enormes cifras de paro. Recordó al Congreso que el «prestigio» de la institución exige renovar cuanto antes a los magistrados del Tribunal Constitucional con el mandato concluido y al Defensor del Pueblo, y reiteró el llamamiento a la ejemplaridad en el manejo de lo público. «Hemos de defender la honradez -afirmó-, el esfuerzo y la profesionalidad con que la inmensa mayoría de los españoles desempeñan su trabajo, viven su vida y sacan adelante a sus familias».

Don Juan Carlos, en una conversación informal posterior, dijo estar «muy contento» por la buena acogida que los partidos y los agentes sociales habían dado a su mensaje navideño, en el que abundaba en la necesidad de honradez, pero recomendó «no personalizar» al destinatario de sus palabras, que todos los medios de comunicación identificaron con la conducta de Urdangarin, cuando la intención del monarca, según dijo, era quejarse de las conductas inadecuadas en general y no por una en particular aunque fuera la de su yerno que ha causado un severo daño a la imagen de la Casa Real.

El presidente del Congreso tampoco se olvidó del desapego de la calle por los deficientes ejemplos dados por algunos políticos y gestores públicos. «Hemos de superar la sensación de distanciamiento que muchos ciudadanos sienten respecto a las instituciones políticas y lograr que se sientan orgullosos de sus representantes», reclamó a los diputados y senadores.