Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
fútbol | atlético de madrid

El código Simeone

Hasta que no hable con el vestuario el nuevo técnico del Atlético de Madrid no concretará tácticas ni decidirá el futuro de Reyes, quien ya tiene un acuerdo con el Sevilla

JAVIER BRAGADO
MADRIDActualizado:

“¡Atleti, échale huevos!” se hartó de gritar la afición del Vicente Calderón en los últimos partidos. El equipo, fraccionado y desconfiado, a cuatro puntos del descenso, eliminado de la Copa del Rey y sin patrón de juego, había caído en barrena. Entonces, los directivos decidieron optar por la vía más populista para apagar los gritos en su contra: despidieron a Gregorio Manzano y contactaron con Diego Pablo Simeone, ídolo en el campo y símbolo de esa pasión que reclamaban los colchoneros.

En su presentación como nuevo entrenador del Atlético de Madrid el ‘Cholo’ asumió su personaje y un discurso basado más en la bravura que en la estrategia. “Me gusta un juego agresivo, fuerte, aguerrido, ‘contragolpeador’ y veloz”, trazó a grandes rasgos un entrenador discutido en Argentina por su fama de conservador.

Simeone se vistió como la reencarnación de Luis Aragonés, el preparador que instauró en el Atlético la cultura del contragolpe y que considera clave el diálogo con el vestuario. Con ellos hablará para dibujar con otro exjugador del club, Germán ‘El Mono’ Burgos, el equipo en el próximo año y medio por el que ha firmado. “Hay que tener claro a qué jugó esta camiseta”, exhibió como referencia de un estilo que cuajó en los años ochenta pero que no correspondió con el año del ‘doblete’ de Radomir Antic.

El primer paso será hablar con José Antonio Reyes, quien ya ha cerrado un acuerdo con el Sevilla mientras espera a que el club acepte el traspaso. Después tanteará el posible refuerzo de algunas posiciones mientras conoce a fondo a sus jugadores. “Hasta el 31 de enero hay tiempo para fichajes”, anticipó con alguna duda ante presidente y secretario técnico para terminar zanjando: “Vivo de la realidad, no de fantasías”.

Capitán con Manzano

Por el momento su discurso se basa en recuperar la confianza de los jugadores de un club en el que el fue designado capitán en la primera etapa de Gregorio Manzano, hasta que los compañeros le derrocaron. El argentino cayó entonces y se marchó porque siempre fue de los que defendió los códigos internos del fútbol, esa fórmula de ‘lo que ocurre en la cancha se queda en la cancha; lo que ocurre entre los jugadores se queda en el vestuario’.

Acuerdos tácitos que impiden airear sus problemas pasados con el secretario técnico José Luis Pérez Caminero o reconocer las negociaciones con el Atlético mientras tenía contrato en vigor con el Racing de Avellaneda. “No hemos tenido problemas nunca. No cenamos juntos pero nos une ganar”, dijeron casi a dúo Caminero y Simeone después de una bienvenida lacónica y sintomática del español: “Espero que tenga mucha suerte, porque su suerte es la nuestra, y que esté mucho tiempo». Desde que hace unos días nos pusimos en contacto con él puso todo de su parte”, reconoció antes un despreocupado Cerezo sin ocultar demasiado unas negociaciones que se fraguaron con Simeone como entrenador del Racing y Manzano tratando de enderezar al Atlético. Incluso en su discurso respecto al anterior entrenador deslizó que “los últimos seis meses no han sido lo mejor, aunque no todo ha sido malo”.

‘Bilardista’

Tras la correspondiente puesta al día de relaciones, el futuro del nuevo Atlético se entonará en clave de emociones. “Me entusiasma la exigencia del Atlético de Madrid”, liberó Simeone, un entrenador que no ha cumplido más de una temporada completa en ninguno de sus equipos a pesar de haber logrado dos torneos en su país. Ahora el apasionado porteño se sitúa al frente de una trituradora de entrenadores (50 cambios en 30 años). En el Estudiantes de la Plata se agarró al espíritu ‘bilardista’ de los ‘pincharratas’ y la estrella de Verón para ganar un Torneo Apertura. Sin embargo, en el Racing –el equipo argentino más parecido al Atlético de Madrid-, el estilo conservador no logró conectar con la hinchada ni con los futbolistas a pesar de haberle señalado como el club de su infancia. En Madrid, el bonaerense tendrá un reto similar como ídolo del pasado.

Pero mientras el técnico repartía su doctrina ante los periodistas alrededor de 250 aficionados se quedaron a las puertas del estadio sin verle. Solo pasaron los que pagaron por el ‘tour’ del Vicente Calderón. Fuera se quedaron los que vitoreaban al nuevo entrenador a cuatro grados bajo cero y un grupo de jóvenes que dedicaba cánticos contra la directiva. Aquellos aficionados que han coreado el “ole, ole, ole, Cholo Simeone” en los últimos partidos creen en él como solución porque le identifican como uno de los suyos. “Los jugadores deben transmitir desde abajo lo que la gente necesita en las gradas”, recetó para corresponderles.