Sakineh, ante las cámaras de televisión. :: AP
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Irán se plantea cambiar la condena de Sakineh de lapidación por la horca

El tribunal que la juzga por adulterio y por ser cómplice del asesinato de su marido asegura que «será ejecutada» en cuanto se decida la pena

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¿Horca o lapidación para Sakineh? El dilema de la Justicia iraní parece próximo a resolverse. Tan pronto como se obtenga la luz verde «será ejecutada», aseguró Malek Ajdar Sharifi, responsable del departamento de Justicia de la provincia de Azerbayán Este, donde Sakineh Ashtiani permanece encerrada desde 2006. Según declaraciones del letrado a la agencia Isna, no se contempla la absolución. «No hay prisa. Estamos esperando la decisión final antes de llevar a cabo la ejecución mediante lapidación o ahorcamiento», añadió.

La decisión de la Justicia iraní puede poner final al limbo legal que rodea a Sakineh. Un día se informa de que su sentencia está siendo revisada, otro de que nunca se la condenó a morir lapidada y al siguiente se habla sobre su ejecución en la horca, la opción más factible ya que oficialmente la república islámica no aplica la lapidación desde 2002, pese a que Amnistía Internacional ha seguido recibiendo denuncias cada año. Un año después, uno de los casos más mediáticos del régimen persa vuelve a estar en boca de la opinión pública, que se había olvidado de esta mujer que vive en el corredor de la muerte.

De 43 años, natural del Azerbayán iraní, madre de dos hijos y antigua trabajadora de una guardería, Sakineh lleva cinco años entre rejas. En mayo de 2006 fue condenada a 99 latigazos por mantener «relaciones ilícitas» con dos hombres tras la muerte de su marido, Ebrahim Aqderzadeh. Cuatro meses más tarde, el caso fue reabierto en el transcurso del juicio al presunto asesino de Ebrahim y Sakineh fue condenada de nuevo, esta vez por partida doble. El juez la encontró culpable de adulterio durante el matrimonio, lo que puede acarrear la muerte por lapidación, según la aplicación estricta del Código Penal, y también de ser cómplice del asesinato de su marido, lo que conlleva la pena capital aunque por otros medios como la horca.

El fiscal general, Gholam-Hosein Mohsení-Ejeí, respalda la versión oficial del Gobierno de Mahmud Ahmadineyad «porque ha sido encontrada culpable de asesinato y esa condena precede a la de adulterio». Hasta julio del pasado año su nombre era uno más en la lista de mujeres iraníes en una situación semejante, pero la presión mundial, las acusaciones sobre la falta de rigor en la investigación y la falta de pruebas lograron paralizar la condena y la revisión del caso. Sakineh y su familia se las prometían felices tras ganar su batalla en los medios internacionales, pero el tiempo corre y la Justicia está dispuesta a aplicar la pena capital.

Pese al hermetismo que rodea normalmente a este tipo de sucesos en Irán, el régimen islámico contraatacó la presión al llevar a Sakineh en media docena de ocasiones ante las cámaras para confesar su crimen e incluso realizó una reconstrucción del asesinato del marido con la propia Sakineh como protagonista.