La incógnita siria
Actualizado: GuardarMás allá de consideraciones políticas o partidistas, hay un indisimulable escepticismo sobre la capacidad de la Liga Árabe para acabar con el conflicto sirio, que se ha agravado hasta recordar a una especie de guerra civil larvada que el régimen no ha hecho nada por detener. Esta impresión está desafortunadamente muy extendida estos días, cuando empieza el despliegue por territorio sirio de los observadores de la Liga. De hecho, el acuerdo que implica el envío de la misión de observación tiene casi dos meses, pero Damasco no había dado su definitiva luz verde básicamente porque no quería testigos imparciales. Cuando, súbitamente, los aceptó habían pasado varias semanas, el número de víctimas había subido mucho y la oposición se había reordenado y reforzado en el exterior. Algo es cierto: el formidable aparato represivo oficial no ha podido derrotar a los insurrectos y, aunque el régimen aún podrá durar, parece imposible ya aceptar una salida que lo perpetúe de un modo u otro.