Asuntos internos
Actualizado: GuardarComo todos los años, la Navidad ha venido y se ha ido, pero no así como así. Los partidarios de Rubalcaba y los de Carme Chacón se aprestan para dar la batalla al mismo tiempo que nos dan la lata. «No hay herencia sin desavenencia», asegura el refrán, pero el caso es que no resulta deseable el legado de Zapatero. Los que estuvieron allí quieren volver para hacer mejor las cosas que sus antecesores y eso no solo les honra, sino que puede lograr que se borren algunas deshonrosas actuaciones. El mundo da muchas vueltas. Tantas que nos van a marear a todos con las reuniones y las convocatorias. El manifiesto de altos cargos sería más breve si no hubiera tantas personas que no dan la talla política, pero que se empinaron sobre sus medias suelas para alcanzarlos. Las discusiones entre cercanos son siempre terribles. Los rivales se convierten en enemigos y resulta que todos tenían un camarada al que no podían ver ni en pintura.
Se ha abierto la batalla en estos días de paz y de amor. Suenan los tambores de guerra junto a los villancicos más fervorosamente plúmbeos y los contendientes beben cicuta en el mismo río donde los peces beben y beben y vuelven a beber y Heráclito se pegó un oscuro baño colosal, solo alumbrado por el fantasma de Parménides. Al que deben buscar ahora Rubalcaba y Chacón es al fantasma de Pablo Iglesias. Si resucita los corre a gorrazos. ¿Qué han hecho de su partido? Muchos utilizaron las banderas para hacerse unas tiendas de campaña, pero el socialismo, que en su origen fue el intento de que los medios de producción se pusieran al servicio de la colectividad, no puede desaparecer. Hay que ordenar la casa. También la de los que no tienen casa. En los últimos cuatro meses se han desahuciado en España más de 150.000 familias. Haría falta un Portal de Belén como los estadios del Madrid y del Barça para acogerlas. Y sobre todo tendría que haber menos gente dispuesta a no dejarles entrar.