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ANDALUCÍA

Carmen Crespo, la cara amable del PP para defender en Andalucía los ajustes de Rajoy

Arenas sitúa como delegada del Gobierno a la alcaldesa de Adra, de gran experiencia parlamentaria y de perfil conciliador

MARÍA DOLORES TORTOSA
SEVILLA.Actualizado:

El primer Consejo de Ministros presidido por Rajoy nombró ayer delegada del Gobierno en Andalucía a la alcaldesa de Adra, Carmen Crespo Díaz, una política de la absoluta confianza del presidente del PP-A, Javier Arenas. Este ha tenido en cuenta su perfil moderado y conciliador a la hora de influir en el nombramiento de la persona que en las próximas semanas deberá defender los ajustes de Rajoy en Andalucía. Un cometido en plena precampaña para las autonómicas donde Arenas aspira con muchas posibilidades a ser el presidente electo. La de Crespo es, sin duda, una voz amable, según reconocieron incluso fuentes del PSOE, partido en el Gobierno andaluz.

Crespo, nacida en 1967 en Adra (Almería), diplomada en Biblioteconomía y Documentación, madre de dos hijas, tiene gran experiencia política, tanto institucional como orgánica en su partido. Es diputada autonómica desde 1998 y alcaldesa de su ciudad natal desde 2003. Revalidó el pasado mayo el puesto con mayoría absoluta. También ha sido vicepresidenta de la Diputación de Almería. En el partido es ahora vocal del comité ejecutivo regional y vicepresidenta del PP de Almería, segunda de Gabriel Amat, uno de los mejores amigos de Javier Arenas. La suya ha sido una carrera pausada pero en constante ascenso desde que con 23 años ingresara en el Partido Popular.

En el Parlamento ha pasado por diversas comisiones desde vocal a portavoz en asuntos tan diversos como Agricultura, política europea, salud o Gobernación. Ahora es portavoz adjunta del grupo popular y de la comisión de Gobernación, en la que participó en la Ley de Autonomia Local. De este trabajo, desarrollado el pasado año, guarda relación cordial con Luis Pizarro, exconsejero de Gobernación. El pasado jueves, sin conocerse aún que sería delegada del Gobierno, se la vio saludando afectuosamente a Pizarro para desearle felices fiestas.

Oposición dura, pero elegante

Un gesto que revela su cordialidad en el trato sin que por ello dejara de ejercer como portavoz correosa en los debates parlamentarios. Diputados de su partido y de la bancada contraria donde se sientan los socialistas reconocen sus dotes oratorias y su buen discurso, duro, pero elegante.

Javier Arenas avanzó el jueves que el delegado o delegada del Gobierno sería alguien con perfil político y mediático potente. No quiso avanzar nombres, pero su descripción coincidía con la de un alcalde o alcaldesa. En las quinielas sonaron los de Esperanza Oña y Ángeles Muñoz, pero ha resultado elegida alguien de trayectoria parecida. Ayer en su twitter el líder del PP se mostró convencido de que será una buena delegada del Gobierno.

Con su designación, Arenas busca sitio a uno de los alcaldes que también son diputados pero que no podrán serlo en la próxima legislatura. Una ley, aprobada en solitario por el PSOE, deja fuera a los alcaldes de la Cámara. Sin embargo, a Crespo la sustituirá como parlamentaria otra alcaldesa, la de Antas, Isabel Belmonte. Lo será solo por un mes y en un pleno, el que cierre la legislatura con un cara a cara entre Griñán y Arenas el próximo 25 de enero.

El nombramiento de Crespo ha sido el único de un delegado del Gobierno en el primer Consejo de Ministros de Rajoy. La vicepresidenta y portavoz, Soraya Sáenz de Santamaría, explicó que la salvedad se debe a que el puesto lleva vacante diez díaz, desde que Luis García Garrido, exdelegado del Gobierno socialista, pasó a ser senador por la comunidad autónoma, lo que hacía urgente llenar el vacío.

Javier Arenas dijo el jueves que una de las misiones de la nueva delegada era dar la réplica institucional del Gobierno al ejecutivo de Griñán. Esta réplica tendrá especial eco y expectación a partir del día 30, cuando Rajoy apruebe el decreto de medidas urgentes necesarias para generar confianza en los mercados. El presidente del Gobierno avanzó en su discurso de investidura que recortará todo, salvo las pensiones. Crespo tendrá que extremar su amabilidad para convencer a los andaluces de ello.