Los premiados no acudieron, los bancos sí

Los premios no fueron demasiado grandes, no tanto como para que los agraciados decidieran dejar todo lo que estuvieran haciendo en ese momento, probablemente trabajar, para acudir con el champán a las administraciones de lotería. Por eso, aparte de la prensa y los curiosos, en Jerez ayer no se le vio el pelo a ninguno de los afortunados que compraron algún décimo del 3.643 o el 8.128. Algunos solo llamaron por teléfono y otros a los que se había señalado como afortunados –como los trabajadores de un bar de la calle Larga– negaron la mayor al ser preguntados.Quien sí hizo acto de presencia en La Afortunada fue una responsable del Banco Santander que, por si acaso, no dejó de repartir tarjetas.