Un Gobierno fiable
Rajoy se rodea de un equipo de confianza, cualificado y con amplia experiencia
Actualizado: GuardarEl presidente Mariano Rajoy escenificó en la designación de su Gobierno las reglas que presumiblemente marcarán su mandato: fiabilidad y previsibilidad. Marcó los tiempos con un férreo hermetismo inédito que evitó filtraciones y especulaciones como en pasadas ocasiones; se rodea de un núcleo duro de fieles colaboradores curtidos en la larga y penosa travesía hasta la Moncloa y echa mano de profesionales cualificados y experimentados para los malos tiempos y el duro combate contra la crisis y la más que posible conflictividad social. Rajoy ha conformado un Gobierno a su medida con trece personas muy cercanas, claramente orientado a combatir la crisis en clave interna y también en el marco de la Unión Europea. Para la compleja tarea de dirigir la política económica ha escogido, como ya se esperaba, a Luis de Guindos, quien ya fuera secretario de Estado de Economía con Rato en la legislatura 2000-2004, y a Cristóbal Montoro, como titular de Hacienda y Administraciones Públicas. Con ellos, un ministro de Exteriores como José Manuel García-Margallo curtido en el corazón del Parlamento Europeo con la etiqueta de hombre duro y europeísta que, sin duda, deberá bregar en la tempestad que se abate sobre el euro, y una titular de Empleo como Fátima Báñez de su máxima confianza y con dotes como negociadora para asumir una cartera muy ingrata por el drama de los cinco millones de desempleados y la falta de sintonía en la concertación social. La estructura del Gobierno es simple: habrá una sola vicepresidencia, que recae en Soraya Sáenz de Santamaría, quien es además ministra de Presidencia y ostenta la portavocía y en la que recae toda la confianza personal y ejecutiva del presidente. Habrá que delimitar, por tanto, cómo se coordinará el área económica del Gobierno, en la que, además de De Guindos, Montoro y Báñez, figuran Ana Pastor en Fomento, José Manuel Soria en Industria, Arias Cañete en Agricultura, y Ana Mato en Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad. El explícito deseo de Ruiz-Gallardón de llegar al Gobierno se ha colmado con su designación como ministro de Justicia, lo que permitirá a Ana Botella el acceso a la Alcaldía de Madrid. La cartera de Defensa será desempeñada por el tecnócrata vasco Pedro Morenés, quien ya fuera secretario de Estado de Estado de Defensa con Serra en la primera legislatura de Aznar; posteriormente, ha permanecido vinculado al sector privado de la industria militar. El cupo catalán se colma con el nombramiento de Jorge Fernández, vallisoletano de nacimiento, con una amplia experiencia en la administración. Finalmente, el sociólogo José Ignacio Wert, un liberal independiente, abierto y prestigioso, accede a Educación y Cultura, lo que constituye un presagio de moderación en una de las áreas más significativas del nuevo Gobierno. La paridad padece levemente -solo hay cuatro mujeres en el gabinete-, hay dos independientes -Morenés y Wert- y no es difícil calificar el tono global del nuevo Ejecutivo de moderado y centrista. La lista de excluidos es muy larga -están en ella González-Pons, Astarloa, Elvira Rodríguez, etcétera-, pero son muchos los destinos de confianza que Rajoy tiene todavía que prodigar. Ahora toca al nuevo Gobierno consolidarse lo antes posible para comenzar sin mayor demora la ingente tarea pendiente. Horas después de jurar su cargo ante el Rey, Rajoy ofreció una comparecencia sobria, incluso austera, sin abandonar su convencido papel de un señor de Pontevedra que augura un mandado sin grandes alardes ni populismos y marcado por la fiabilidad que defendió durante la campaña y que ahora plasma en su equipo de Gobierno.