opinión

Mucho PSOE por hacer

Ahora firman documentos para decir aquello que censuraban

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José Saramago decía que la derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva. En eso estaba al acabar de leer el manifiesto que destacados socialistas han puesto en circulación con el título de ‘Mucho PSOE por hacer’. Viendo lo que está pasando no sé si Saramago tiene razón. Está abierta la lucha por el liderazgo, pero se abre tarde y envuelta en un clima de desconfianza al que se suma la falta de credibilidad y el poco respeto a unos dirigentes que ahora se critican a sí mismos, que debe de ser una forma muy refinada de asumir responsabilidades. Sirven para estar en el Gobierno y para criticar a ese mismo Gobierno pero desde la oposición. Oigan, por favor, respeten a las personas. Este ejercicio de trilerismo político es impropio de gente seria y adulta.

Resulta desconcertante que en el documento esté la firma de dos exministros, Caamaño y Chacón. Desconciertan las firmas de aquellos que han estado en el aparato del partido u ocupando cargos institucionales de alto nivel: Javier Rojo, Cristina Narbona (¡responsable del programa de Rubalcaba!), Borrell, López Aguilar… O sea, que los que dicen que en los últimos cuatro años «se dejaron la credibilidad en el camino» llegan ahora con la fórmula para recuperarla. ¿Cómo se hace eso? ¿En qué momento han descubierto Chacón o Caamaño o López Aguilar que dejaron de ser creíbles? ¿Cuándo que se alejaban de la calle, cuándo que se estaban equivocando?

Cada vez que se les criticaba, y más si el que lo hacía había sido tomado en algún momento como persona amiga o cercana, la respuesta era que se había echado en manos de Rajoy, que el que dice esas cosas es un facha… Ahora firman documentos para decir aquello que censuraban. El documento que avala la señora Chacón –un invento de Zapatero de la que no se conoce una sola idea relevante–, lo fía todo a una suerte de literatura chusca y voluntariosa. Nada sobre la desastrosa negociación con ETA y el oscuro papel de Eguiguren, nada sobre la deriva nacionalista del socialismo catalán, nada sobre la forma en que los socialistas mantienen aún el poder en Andalucía, nada en un partido que durante años ha colocado sus siglas, PSOE, por debajo de un invento marquetiniano y hortera como llamar al secretario general ZP.

Días atrás Félix de Azúa, que se declara exvotante socialista, escribió un artículo en ‘El País’ que bien podría ser la base del documento que han suscrito estos socialistas cabreados con ellos mismos. Si los que perdieron la credibilidad siguen, convendría considerar el escenario que Azúa pronostica: al frente del PSOE no llegará alguien nuevo, con voluntad y talento. Se impondrán la pereza, la resignación y la parálisis. Ese es el primer mensaje de un papel que firman gentes que han olvidado que estuvieron en la mesa del Consejo de ministros que tanto se equivocó. Un poco raro, ¿no?