SI SUEÑAS

Desde que no nos fían ya no nos fiamos ni de nuestro padre. Es otro de los daños colaterales de esta crisis, no tenemos crédito pero tampoco damos crédito a nada. Más vale pájaro en mano, que decía el refrán, que confiar nuestra suerte a un hipotético «¿y si toca aquí?». Mañana, conforme vayan saliendo los premios de los bombos, iremos eliminando de la lista una tras otra las trazas de nuestra felicidad, la que todavía guardábamos por si acaso. Porque hace mucho que dejamos de leer cuentos de hadas y descubrimos que los sueños siempre se les cumplen a otros, y que a nosotros sólo nos atiende el genio de la lámpara fundida o confundida. Del realismo mágico de aquellos años en los que los niños de San Ildefonso cantaban la alegría repartida a pellizquitos, al realismo trágico de no tener ni para comprar una participación.

Los gaditanos seremos -una vez más- los que menos juguemos a la Lotería de Navidad, muy, muy por debajo de la media nacional. Resabiados nos ha cogido este sorteo, ni siquiera nos hemos animado con la subida económica de los premios. Llevamos, eso sí, por dentro todos los números de nuestra propia lotería, la que nos jugamos cada mañana buscando empleo, llenando un carro de la compra que parece no tener fin o escribiendo nuestros sueños en una solicitud de ayuda a Cáritas.

Si sueñas. loterías, dice el eslogan de la campaña de Navidad. Lo triste es cuando no nos podemos dormir. Porque hace mucho que nos quitaron los sueños y sólo nos dejaron las pesadillas. Que la suerte les acompañe, vayan donde vayan.