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La Eurozona dará 150.000 millones al FMI para los socios acosados
España contribuirá con 14.800 millones a un paquete que actuará de cebo para que los emergentes ayuden a la moneda única
BRUSELAS. Actualizado: GuardarLa Eurozona acordó ayer entregar 150.000 millones de euros al FMI para proteger a los socios en apuros. La inyección de capital, que se realizará a través de los bancos centrales de cada país, persigue convencer a otras potencias mundiales para que ayuden a apuntalar la moneda única. Países como China, Brasil y Rusia ya habían advertido de que solo respaldarían a los miembros de la divisa común a través del organismo monetario. Pese a los últimos esfuerzos por recuperar la unidad en el seno de la UE, Reino Unido se negó a concretar su contribución, lo que impidió alcanzar la meta de los 200.000 millones de cheque conjunto de los Veintisiete.
Los 17 miembros de la zona euro optaron por acudir al FMI tras fracasar su plan para atraer inversión exterior al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF, en inglés). En la cumbre del pasado día 9, los socios acordaron que definirían en diez jornadas sus aportaciones hasta alcanzar los 150.000 millones. Ayer, justo cuando expiraba el plazo autoimpuesto, los ministros de Economía celebraron una cumbre telefónica para aprobar definitivamente la estructura de los créditos. Según el reparto fijado, España deberá contribuir con 14.800 millones. Como sucede con el resto de mecanismos anticrisis de la moneda única, Alemania pondrá la cantidad más elevada (41.500 millones), por delante de Francia (31.400) e Italia (23.400).
Aunque todavía no se ha aclarado la fórmula exacta, los bancos centrales realizarán préstamos bilaterales al organismo con sede en Washington hasta cubrir el montante pactado. El objetivo es que este dinero actúe de cebo para que otras potencias se decidan a respaldar a la Eurozona. Además, se pretende construir un cortafuegos con la potencia suficiente para proteger a Italia y España. Actualmente, el FMI cuenta con una capacidad de préstamo de 290.000 millones, una cifra que se quedaría muy corta si hiciera falta ayudar a cualquiera de los dos países. En el caso de Roma, solo entre enero y abril tiene que refinanciar 100.000 millones en deuda.
La mayoría de las potencias mundiales esperaba a que la zona euro hiciera públicos sus compromisos para mover ficha. Japón, por ejemplo, se había referido directamente a este escenario, mientras que Canadá quiere conocer las condiciones exactas. Estados Unidos, de momento, ha dejado claro que no puede ofrecer ninguna ayuda adicional, mientras Brasil y China no se han pronunciado abiertamente. De momento, solo Rusia anunció la semana pasada un cheque mínimo de 10.000 millones. México, que ocupa la presidencia rotatoria del G-20, explicó recientemente que confía en cerrar un acuerdo global a principios del año que viene. Hasta la fecha, ningún socio del FMI ha perdido dinero pese a los múltiples préstamos del organismo. Las reticencias, sin embargo, no solo afectan las potencias emergentes. Dentro de la UE, también existen dudas notables. Reino Unido, que baraja aportar alrededor de 12.000 millones, rechazó concretar su compromiso final y esperará a que se pronuncie todo el G-20.
República Checa, Dinamarca, Polonia y Suecia manifestaron su intención de aumentar su participación en el FMI, aunque tampoco desvelaron ninguna cantidad. En su primera intervención tras el escándalo sexual que le costó la jefatura del Fondo, Dominique Strauss-Kahn aseguró desde Pekín que la zona euro es «una balsa a punto de hundirse». Para evitar el naufragio, apostó por impulsar una «verdadera» unión fiscal.
Mientras los socios comunitarios participaban en su cumbre telefónica, el presidente del BCE, Mario Draghi, puso sobre la mesa las dificultades que aguardan a la vuelta de la esquina. En una comparecencia en la Eurocámara, abogó por ir preparándose para la posible pérdida de la triple A de Francia.