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El 'Caballero' de las diez esencias

La bodega portuense lanza 'Caballero 10', un cuidado licor que combina una decena de aromas que van desde la vainilla a las ciruelas pasas

JOSÉ MONFORTE
CÁDIZActualizado:

La fórmula magistral lleva piel de naranja y de almendras, uvas y ciruelas pasas y piel de mandarina, todo de España. Hay también coriandro de Marruecos, canela y clavo de Ceylan, nuez moscada de la isla de Granada y vainilla de México.

La base de la bebida es un brandy de los que cría la propia bodega portuense. Es la composición de Caballero 10, el nuevo licor que ha sacado la firma gaditana con el objetivo de entrar con fuerza en el sector más sibarita de las bebidas largas, lo que los expertos llaman «bebidas premium» y que son la gama alta de los productos.

Aunque se trata de una especie de ponche de gama superior, la bodega no quiere catalogarlo así, considera que es algo más. En su diseño y composición han trabajado durante más de dos años de forma conjunta el laboratorio de la firma comandado por Fernando Pérez y el departamento de marketing que dirige Carmelo Rupérez. El producto se ha pensado largamente por dentro y por fuera de cara a crear algo novedoso.

El primer contacto con la bebida recuerda a un brandy, tanto por el color como por el olor. De hecho esta bebida, el ponche, se realiza con una base de brandy a la que se le añaden diversos aromas, lo que le da un sabor un poco más dulce. Federico Sánchez Pece, responsable de Comunicación del grupo Caballero resume las diferencias de la nueva bebida con el ponche Caballero, el clásico de la firma: «Caballero 10 tiene más cuerpo, es menos dulce, tiene más carácter, más complejo de matices y creo que es más fácil de combinar». De hecho este es uno de los retos de la nueva bebida entrar en el apetecible mercado de los combinados. Caballero 10 está pensado como un producto «global», destinado tanto el marcado internacional como nacional y ha salido al mercado en botellas de 0.7 litros y un precio en torno a los 12,5 euros la botella.

Pero el carácter distinguido de la bebida no solo se lo ha querido otorgar la bodega por dentro. La botella es más estilizada que la del ponche normal y la gran diferencia está en el color, dorado en vez del plateado que ha sido hasta ahora el rasgo más distintivo del Ponche Caballero. Su carácter internacional se deja ver en que en un lugar destacado de la botella se inscriben los colores de la bandera española y un mensaje en inglés: «The spirit of Spain» (el espíritu de España).

Todo un líder

Lo cierto es que el ponche Caballero ha dado grandes alegrías a la bodega española. Aunque es un dato que no todo el mundo conozca, el ponche ha sido, y es, el producto más vendido por la firma. En la década de los 90 Caballero llegó a vender en un solo año 12 millones de botellas, es decir a un ritmo de un millón de botellas al mes. La bebida elaborada en El Puerto de Santa María ha llegado a estar entre las quince más vendidas del mundo y acapara el 85% del mercado de esta bebida.

Su origen está en 1917. Fue entonces cuando las bodegas Caballero empezaron a comercializar un licor que combinaba el brandy con naranjas. El objetivo de esta bebida era aprovechar los sobrantes de brandy y hacer una bebida más suave del gusto, sobre todo, de las mujeres que veían este espirituoso demasiado fuerte al paladar. De hecho, también existen en el mercado otras bebidas, como un brandy al melocotón que comercializa Barbadillo y que pertenecía al catálogo de las bodegas de Orleans y Borbón que compró la firma sanluqueña.

La fórmula del ponche ha ido cambiando con el tiempo. A veces se confunde el ponche del Marco de Jerez, que procede del brandy, con otras bebidas cuya composición es diferente. El grado alcohólico de la bebida ha descendido para adaptarse a las nuevas costumbres y se creó incluso la crema Caballero para abarcar otros segmentos del mercado. El ponche, al igual que Caballero 10, el nuevo producto creado por la empresa, lleva también aromas naturales provenientes de naranjas, ciruelas, uvas pasas, frutos secos, almendra o vainilla.

La historia de esta bebida es también la de su botella, una de las más peculiares del mercado, de color plateado. El envase pretendía hacer referencia a los recipientes de color plateado que se utilizaban para preparar, mezclando el brandy con los aromas, este tipo de licores en el siglo XIX. En la actualidad el mismo color se mantiene e incluso fue adoptado también por otros fabricantes de ponches del marco.

En una etiqueta del primer tercio del siglo XX que se conserva en la bodega se puede ver como al ponche se le nombra como «tónico reconstituyente» realizado en base a «coñac viejísimo». El apellido de tónico reconstituyente se siguió utilizando hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX, aunque el gran esplendor de esta bebida vendría después y acompañada de un importante despliegue publicitario de la firma portuense que creó incluso una mascota para la bebida: 'Ponchelo' e hizo popular una frase: «Ponche con hielo, ponche ponchelo».

El ponche no solo se utiliza como bebida, también se emplea en postres como para aromatizar flanes, macedonias de frutas o helados.