Siempre nos quedarán Barbate y La Línea

Tras el fiasco en el acuerdo marroquí de esta semana, lo más probable es que la Unión Europea ofrezca alternativas económicas a los pesqueros afectados y a sus tripulantes. ¿Pero qué alternativas pueden ofrecerse a la población en su conjunto para que no vuelva a aparecer sobre el rótulo de su término municipal aquella vieja leyenda de "Barbate, el último en salir que apague la luz", que pudo leerse en los años 90? Su situación de emergencia social tan sólo parece equiparable a la de La Línea de la Concepción, una ciudad sin término municipal y sin recursos, sobre todo una vez que los malbaratase el gobierno gilista de Juan Carlos Juárez, que luego asumió el Partido Popular y que todavía no ha encontrado en el PSOE un correctivo adecuado. Los linenses multiplican sus manifestaciones desde Cádiz a los alrededores de la frontera donde esta semana ardieron repetidamente neumáticos. Desde lejos podían leerse sus señales de humo: soluciones urgentes, un milagro por amor de Dios. Aunque sea esa carta especial que hace tiempo echaron al buzón de los reyes magos de La Moncloa.