ALAS CORTADAS
Actualizado:Los tipos de Red Bull le han cortado las alas a Jaime Algersuari, una decisión que ha sorprendido a cualquiera que se mueva dentro de la F-1. Tengo que confensar que Helmut Marko (el impresentable que ha tomado tal decisión) es un personaje que me cae muy mal. Enquistado en la leyenda que envuelve a su figura, se ha creado una fama de tipo duro que le precede allá por donde va dando la nota. Él se encarga de la cantera que nutre a la escudería campeona y para eso tiene en Toro Rosso una plataforma donde foguear a los aspirantes a quitarle el volante a Mark Webber porque Vettel, en calidad de vigente niño mimado, es intocable. Algersuari ha ofrecido un rendimiento que (olvidándonos de la puntuación) ha sido enormemente valorado por todos los que saben lo que es conducir un monoplaza, pero esto es algo que al señor Marko se la trae al fresco. También me crispa todo ese aire de suficiencia que rodea al equipo de moda en todo el planeta. Igual me sucede con el amo supremo; ése que se está forrando vendiendo una bebida energética que sabe a mil demonios, pero que es el brebaje favorito de los que se llevan todo el fin de semana haciendo el cafre al ritmo de un ruido espantoso. Poco nos ha durado la alegría del regreso de un caballero como De la Rosa a los circuitos porque el bueno de Jaime olía a piloto grande, a poco que le hubieran dado la posibilidad de hacerse con un hueco al lado de Vettel. Pero así funciona un mundo en el que hace falta tener unos padrinos muy adinerados y además que le caigas bien al tal Marko. Si esta temporada ponía velas porque a los pilotos de Red Bull les fueran rematadamente mal las cosas, la próxima pondré cirios. Me asquea la soberbia y la superioridad con la que estos señores se manejan y ya va siendo hora de que alguien les propine un buen escarmiento. Solo espero que Fernando Alonso le ponga alas a mis deseos.