Estados Unidos se pregunta si mereció la pena
El orgullo por el papel del Ejército convive con la reflexión sobre el enorme coste del conflicto
CORRESPONSAL EN NUEVA YORK Actualizado: GuardarEn tono menor, pero aliviado tras nueve años de guerra, Estados Unidos ha celebrado esta semana la vuelta a casa de las tropas desplegadas en Irak con una mezcla de orgullo por el papel de su Ejército y el inevitable recordatorio de los enormes costes del conflicto: más de 4.400 militares muertos, 32.000 heridos y 776.300 millones de euros a costa del contribuyente.
El eco de los más de 100.000 civiles iraquíes fallecidos también retumba, pero en estas horas de protagonismo de los militares y su inevitable apelación al recurrido término 'misión cumplida' abundan los testimonios que celebran la muerte de Sadam Hussein como el logro que todo lo justifica.
Considerando la naturaleza de una invasión cimentada en "la arrogancia y en las mentiras" del Gobierno Bush -como recuerda 'The New York Times'-, lo que flota en el ambiente es una necesidad imperiosa de cerrar heridas y cruzar los dedos para que la situación en el país árabe se estabilice y no fuerce un regreso de tropas que ninguna de las partes desea. Nadie ha ejemplificado mejor los sentimientos que flotan en el ambiente que Barack Obama, ferviente opositor a la guerra en sus tiempos de senador, ahora obligado a exhibir galones de comandante en jefe para dejar claro que los errores del pasado han sido compensados por la actitud de sus hombres y mujeres en uniforme. "Hay una razón por la que nuestros militares son la institución más respetada en EE UU: no se ven a sí mismos como demócratas o republicanos. Por encima de todo se consideran estadounidenses", dijo con solemnidad ayer en su discurso radiofónico semanal.
Como pasó con Vietnam, el país tardará décadas en procesar las implicaciones de este largo conflicto, como muestran esos soldados que vuelven a sus bases en Texas, Virginia o Carolina del Norte. "Por qué fuimos allí? ¿Por qué ha muerto tanta gente? ¿Por qué perdí a mi amigo?". Estas preguntas son el pan de cada día para el teniente coronel Mark Rowan, que ha participado como capellán en 12 despliegues. Aunque trata de dar mensajes que faciliten la vida a sus hombres, admite con humildad que "todavía desconocemos las respuestas a tantas interrogantes".
Entender "el sacrificio"
Altos mandos preguntados por AP se muestran muy cuidadosos al entrar en valoraciones sobre el impacto de la guerra en ese millón de soldados que en algún momento estuvo en Irak. "Mi opinión sobre el sacrificio es muy personal", señala el general Rusell Handy, máximo responsable de la Fuerza Aérea en la zona. Decir que la guerra "ha valido la pena pasa por no olvidar lo que sienten esas familias que continúan llorando a sus seres queridos". Más allá de las personas involucradas directamente en la guerra, "es casi imposible que nuestros compatriotas entiendan el nivel de sacrificio", admite Handy.
El secretario de Defensa, Leon Panetta, en su mensaje en Bagdad al cerrar oficialmente la misión, tampoco olvidó a las familias de soldados muertos, pero fue mucho más práctico a la hora de medir la dedicación de sus tropas. "El coste ha sido alto, pero esas vidas no se han perdido en vano: han dado lugar a un Irak independiente, libre y soberano".
Las fuerzas estadounidenses que han trabajado las últimas jornadas con sus homólogas iraquíes no tienen tan claro que los logros sean tan redondos. "Vinimos aquí para darles una democracia", reflexiona el sargento Donald Rice, un veterano que ha asistido a todos los altibajos del conflicto. "Lo que les hemos dado es una oportunidad para que construyan una democracia", asevera. Luego concluye con una de las preguntas que persiguen a millones de compatriotas: "¿Ha valido la pena el coste de 4.400 vidas a cambio de una 'oportunidad' para la democracia?".