Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Sociedad

Bosé, Sabina, Lolita y Dani Martín han desnudado sus miserias y sus miedos ante Javier Menéndez Flores, su biógrafo de cabecera El confesor de las estrellas

Actualizado:

Su melena rizada y atuendo informal le dan a Javier Menéndez Flores un aire a cantante de rock. Además, maneja unas cifras de ventas en sus trabajos que ya le gustaría a más de un artista. Pero lo suyo son las letras. O más bien llevar la vida de las 'celebrities' al papel. Pocos conocen a Javier. No da la cara en los programas del corazón a pesar de que lo sabe todo de Joaquín Sabina y se le considera una enciclopedia viviente sobre Miguel Bosé y Lolita. A Menéndez Flores (Madrid, 1969) los famosos le confían sus secretos para que su pluma los traslade al gran público. Es el biógrafo de cabecera de nuestras estrellas.

Se conoce sus vidas al dedillo tras horas de conversación que luego plasma en sus exitosos libros. El último en pasar por su particular diván ha sido Dani Martín, con quien firma su biografía 'Soñar no es de locos'. El cantante lo mismo recuerda en ella anécdotas como su participación en un sketch sobre Isabel Pantoja y Encarna Sánchez con apenas 14 años acompañando a Martes y Trece, que habla a «tumba abierta» de sus relaciones sentimentales. Eso sí, sin detallar nombres y dejando claro que nunca ha seguido el ritmo desenfrenado de ligues de los Rolling Stones.

Menéndez Flores habla con ellos de lo divino y de lo humano. No hay temas tabú o cuestionarios previos supervisados. Aparece en sus citas con cientos de folios atestados de preguntas que les suelta a bocajarro. Momento que harían las delicias de sus incondicionales seguidores. Delante de él estos personajes reacios habitualmente a contar sus intimidades se desnudan hablando de sexo, política, amores, enemigos, música, fama, alcohol, drogas... Contestan 'a pelo'. Un ambiente parecido al de un confesor o psicólogo, aunque el escritor reniegue de esa etiqueta. Al vocalista del El Canto del Loco le preguntó sin rodeos por su hermana Miriam, fallecida con solo 34 años a causa de un infarto cerebral en 2009. «La muerte de mi hermana ha sido como si me dieran un hostión y se me cayeran un montón de adornitos. No sé si me ha puesto 'en mi sitio', pero desde luego que me ha puesto en un sitio distinto (...). Me lo eché todo encima. De ahí la posterior terapia con un psicólogo para superar ese problema. Primero estuve yendo a otro psicólogo durante un año para resolver el tema de mi hermana, y ahora estoy yendo a otro psicólogo para ordenar toda mi vida y saber el por qué de alguno de mis comportamientos», le contestó sin rodeos. Y así lo revela el libro publicado el pasado mes, del que solo en su primera semana se vendieron 20.000 ejemplares y que ya va por la cuarta edición. Cifras que podrían alcanzar el récord de su primera obra sobre Sabina, 'Perdonen la tristeza', con más de doscientos mil ejemplares tras 21 ediciones en tapa dura y 15 de bolsillo, que ha sido leída, entre otros, por Gabriel García Márquez, a quien se la regaló el propio Sabina.

¿Cómo consigue este escritor madrileño que tipos tan escurridizos se sienten tan tranquilos a contar su vida delante de una grabadora? «Conocí a todos estos personajes como periodista y por mi forma de entrevistarlos se sintieron a gusto conmigo. Después yo les propuse trabajar juntos porque había algo en ellos que me atraía, y ellos simplemente aceptaron», explica Menéndez Flores. Por ejemplo, con Dani Martín el flechazo surgió a mitad de una entrevista. Entre pregunta y pregunta el escritor se dio cuenta de que el cantante era un chico que tenía muchas cosas que contar y, aunque en un principio ni se le pasaba por la cabeza la idea de una biografía, se lo terminó proponiendo antes de finalizar el cuestionario. «Tiene solo 34 años, pero es que parecen 50 porque es una persona muy vivida», recalca. Cerraron el trato en ese mismo momento con un apretón de manos y sin letra pequeña de por medio.

Eso sí, a sinceridad no le gana nadie al cantante jienense. Es el rey indiscutible dando titulares. «Se lamenta del personaje que ha creado, de haberse vendido en las entrevistas como un borrachín con los pantalones bajados», detalla Menéndez Flores. Y en sus memorias sigue la misma tónica. Así, no duda en explicar que sus hijas fueron un accidente, reconociendo que ha sido un mal padre en muchos sentidos y que las ha descubierto tarde. Tampoco le cuesta admitir que aunque ha apoyado públicamente a Izquierda Unida en ciertos actos, en unas elecciones generales optó por Zapatero por aquello del voto útil. Confesiones realizadas tras diez días encerrados en una habitación trabajando sin descanso. «Joaquín se ventilaba una botella de whisky al día y tenía que echarle agua para que las sesiones de trabajo se prolongaran más», desvela entre risas. Muy distintas a las charlas con Dani Martín, en la que sentados cómodamente en el sofá de la casa del cantante, con un vaso de agua como única compañía, diseccionaban durante cuatro horas seguidas su vida sin ni siquiera una parada para ir al servicio. Luego se iban a correr y se reponían con una buena comida para exprimir al máximo cada cita.

Momentos difíciles

Tras intensas charlas y miles de horas leyendo todo tipo de papeles que llenarían varias habitaciones, Menéndez Flores llega a confesiones desgarradoras, como la de Lolita rememorando cómo se sintió tras la pérdida de su madre y hermano con una diferencia de apenas 15 días. «Bebía muchísimo, probé la coca, la marihuana. menos heroína y LSD, lo probé todo. Me ponía a llorar con la botella de whisky. Sola. A llorar y a beber y me daban las nueve de la mañana escuchando los boleros de Moncho», desgranaba Lolita ante un Javier emocionado. Aun así, al biógrafo nunca se le ha escapado una lágrima.

También los difíciles recuerdos de Miguel Bosé le hicieron ponerse en su pellejo y enfrentarse a la tan temida cara B de la fama. «A Miguel le han dado mucha caña. Han publicado muchos infundios sobre él, como cuando dijeron que tenía sida y tuvo que ir al programa de Mercedes Milá para desmentirlo de forma radical. Que de pronto te llame tu madre, como en su día hizo Lucía Bosé, para decirle que debía acabar con eso porque no podía vivir así... Es muy duro. La madre tenía las persianas de su casa todo el día bajadas porque cuarenta periodistas hacían guardia delante de su casa por un tema que además era mentira. Son cosas que tienes que desmentir, pero aun así parece que siempre queda la duda. Eso es lo terrible», puntualiza Menéndez Flores, quien escribe estos días su tercera novela.

Por eso, elegir una vivencia entre tantas escuchadas de viva voz lo considera imposible. Hay miles que se le acumulan en su memoria, como cuando Sabina le contó que su padre, un destacado jefe policial, lo tuvo que detener por un cóctel molotov que lanzó en Granada siendo estudiante en la universidad. «Lo reclamaban de una comisaría y leyeron la cartilla al padre de Joaquín, que aguantó como pudo, siendo un inspector de policía importante, por amor a su hijo. Joaquín se sintió muy mal y pequeño en ese momento», explica Menéndez Flores. O cómo unos años más tarde el cantante tuvo que huir con un pasaporte falso a Edimburgo (Escocia), de donde saltó a Londres para empezar una nueva vida durante el régimen franquista. O cuando a Luis Miguel Dominguín lo reconoció un taxista como padre de Miguel Bosé en vez de como torero, lo que elevó la autoestima del cantante quien por fin había dejado de ser 'hijo de...'. Historias dignas de películas ahora que se llevan tanto los biopics televisivos.

Por supuesto, el toque de humor no falta gracias al tan traído chiste que Letizia le contó a Sabina en una cena y que acaparó incontables páginas del papel couché. Así lo explicaba el propio cantante en 'Sabina en carne viva': «La Leti me contó, casi de entrada, un chiste de Lepe sobre ella muy divertido: '¿En qué se parece Estefanía de Mónaco a Letizia? En que Estefanía de Mónaco folla con un funambulista y Letizia es una fulana muy lista'». Una anécdota que al final ensombreció las perlitas que el de Úbeda le dedicó a la monarquía, ya que es un republicano convencido. Sabina en estado puro. Como el resto de sus biografiados. Y es que su secreto es claro: «Escribir el libro que a mí me gustaría comprarme».