LOS NUEVOS CESANTES
Actualizado:Tras las últimas elecciones de 2011 y las que están por venir en el doce, podríamos volver a encontrarnos con una explosión de los cesantes, como ya ocurrió en la España del XIX durante el reinado de Isabel II. Cesantes son esos empleados públicos que, afectados por los vaivenes políticos, quedaban en paro hasta que otro cambio de signo opuesto los rescataba. Hace unos días en un café, unas amigas hablaron sobre la situación en la que podrían quedar tras las elecciones autonómicas. Al haber sido hace años «nombradas a dedo» (sic), y no poseer la condición de funcionarias, podrían quedar en el paro. Y como ellas, miles de profesionales en otras administraciones, para quienes nunca se convocó plaza alguna que ellos pudieran cubrir como funcionarios. Han continuado en estas condiciones precarias para asegurar su disponibilidad permanente, y, en resumen, su productividad que, de no mantenerla, podrían haber sido apeadas de su contrato, pues no es funcionario de carrera todo el que trabaja para la Administración. En su artículo 'El cesante', de 1837, Ramón de Mesonero Romanos, atendía a su vecino Homobono Quiñones, abrumado por su situación inesperada de cesantía a una edad avanzada. Sorprendentemente, el autor, invitaba al exfuncionario a vivir de la pluma, a escribir en los periódicos y ganar así «sustento y reputación». Su labor sería «hacer oposición» e inspirar temor al poder sólo con contar lo visto en sus treinta años de servicio. Ni entonces ni ahora la prensa se encuentra en situación de sustentar a los eventuales cesantes. Pero hoy, cualquiera dispone vía internet de los blog y los twits, mensajes de Twitter. Y que crean cadenas de opinión en los minutos que tardan en saltar a los medios de siempre y a los políticos, tan sensibles a la prensa. ¿Alguien con mando ha pensado en lo que podrían aportar con sus conocimientos y su experiencia aquellos que quedarán cesantes y que saben comunicarse con un teclado? Puede que en casi ningún caso ganen dinero ni influencia, pero es seguro que su crítica será temida por el poder, pues no van a quedarse callados respecto de lo que llevaron a cabo los antecesores ni lo que harán sus sucesores. Si tantos pasarán a ser cesantes, esperamos sus noticias.