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Editorial

Amaiur sin grupo

La negativa del órgano de Gobierno de la Cámara podrá ser recurria ante la Mesa

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La decisión adoptada por la Mesa del Congreso obliga al Parlamento a ser siempre estricto en el cumplimiento del reglamento. La Mesa del Congreso decidió ayer por mayoría rechazar la solicitud de los diputados de Amaiur de constituir un grupo propio, interpretando así el informe de los servicios jurídicos de la Cámara. La negativa del órgano de gobierno parlamentario a tal pretensión podrá ser recurrida ante la propia Mesa o, en su caso, en amparo ante el TC. La coalición independentista había advertido de que la resolución de la Mesa sería «política». Trataba así de descalificar el eventual rechazo a la constitución del grupo, cuando en sentido estricto hubiese sido más «política» su aceptación. Pero una vez que la Mesa del Congreso procedió a interpretar el reglamento de la Cámara no solo en su literalidad, sino incluso saliendo al paso de la estratagema urdida por Amaiur al adoptar la iniciativa de creación de grupo con los seis diputados vascos, manteniendo provisionalmente al margen al electo navarro que no fue respaldado en su circunscripción por el 15% de los votantes, la Cámara baja está obligada a actuar en consecuencia, aplicando criterios análogos ante cuantas situaciones pudieran representar un fraude de ley y procediendo en el plazo más breve de tiempo a la revisión de las normas de funcionamiento parlamentario para cubrir los vacíos existentes y evitar que la constitución de los grupos parlamentarios o cualquier otra decisión de gobierno de la Cámara sea motivo de controversia. No es fácil separar la decisión de la Mesa del Congreso de la desconfianza que suscita Amaiur como plataforma impulsada por los herederos de la extinta Batasuna. Estos anunciaron ayer que su actuación parlamentaria proseguirá al margen de si cuentan o no con grupo propio. A esa disposición respondió el modo en que su portavoz, Xabier Mikel Errekondo, aprovechó ayer su preceptiva recepción por parte del Rey para afianzar la posición de Amaiur ante la nueva legislatura. El signo de normalidad que constituye la presencia institucional de un representante de Amaiur en La Zarzuela no puede obviar la querencia de la izquierda abertzale por hallar oportunidades de excepción para el eco de sus postulados. No solo para realzar el encuentro con el Rey en contraposición con la negativa que en principio mantendría Rajoy a reunirse con Amaiur, sino para recabar de La Corona un papel que pudiera -en la intención de la izquierda abertzale- dejar de lado el funcionamiento ordinario de la democracia constitucional.